Editorial
Con una mirada realista
El empate sin goles ante Ecuador en el Estadio Nacional ha sido la confirmación de una realidad que muchos ya veían venir: Chile prácticamente ha perdido cualquier opción realista de clasificar al Mundial 2026. Más allá de la matemática, que aún podría otorgar una remota esperanza, el verdadero problema es la falta de argumentos futbolísticos y la constante incapacidad para sumar puntos clave a lo largo de estas clasificatorias.
Desde el inicio del proceso con Ricardo Gareca, si es que se puede hablar de un "proceso", La Roja no ha sido capaz de construir una identidad de juego sólida y convincente. No solamente ha fallado en los partidos decisivos, sino que también ha mostrado una alarmante falta de creatividad, gol y carácter en momentos cruciales. La derrota ante Venezuela, los empates ante Paraguay y Ecuador, y la derrota ante Colombia fueron golpes que evidenciaron la fragilidad de un equipo sin rumbo claro.
Lo más preocupante no es solo la falta de resultados, sino la ausencia de respuestas en la cancha y desde la dirección técnica. El recambio generacional nunca se concretó de manera efectiva, y la generación dorada, que tanto dio al país, ya no es suficiente para sostener un equipo competitivo. Las decisiones tácticas erráticas y la falta de variantes ofensivas han dejado a Chile como un equipo predecible y sin pegada.
Mientras otros equipos del continente han evolucionado, apostando por jugadores jóvenes y procesos bien estructurados, Chile ha quedado atrapado en la nostalgia de glorias pasadas, sin una planificación que garantice el retorno a la élite del fútbol sudamericano. El resultado es un equipo que, jornada tras jornada, ha visto cómo sus aspiraciones mundialistas se han desvanecido sin remedio.
A estas alturas, el panorama es claro. Chile no ha estado a la altura del desafío y la clasificación al Mundial se ha convertido en una utopía. Lo que queda ahora es asumir los errores, replantear el camino y entender que sin una renovación profunda en la dirigencia, en el cuerpo técnico y en el plantel, la ausencia en las citas planetarias podría convertirse en la norma y no en la excepción.
"Dejando de lado calculadoras y milagros, Chile ya prácticamente ha dicho adiós al Mundial, tras los últimos magros resultados".