Agencia EFE
Cuando el actor italiano Riccardo Scamarcio tuvo en sus manos el personaje de Amedeo Modigliani supo que en ese momento se hacía realidad la "relación ancestral" que sintió que tenía con el artista desde que era un niño de apenas 5 ó 6 años, cuando vivía obsesionado con un libro con imágenes de sus pinturas y esculturas.
"Mi madre es pintora y crecí con un gran libro de imágenes de las obras de Modigliani. Puedo decir que con él tengo una relación ancestral, y ahora sé porqué. Jamás imaginé que tendría la oportunidad de interpretar a ese personaje tan complejo y tan sofisticado", señala Scamarcio en una entrevista con Agencia EFE.
El actor italiano comparte sus impresiones junto a su compañera de reparto, la actriz francesa Antonia Desplat, enfundada en la piel de la musa del artista, Beatrice Hastings, en 'Modi, Three Days on the Wing of Madness', el segundo filme dirigido por Johnny Depp, que tras presentarse en el Festival de San Sebastián, se estrenará mañana en España, pero que aún no tiene una fecha de lanzamiento oficial en Latinoamérica.
Interpretar a alguien tan complejo como el artista italiano, "con sus matices, su tristeza, su alegría y sus luchas internas", supuso para Scamarcio, que ha participado en títulos como 'Tres metros sobre el cielo' o en la saga de John Wick, fue una "experiencia maravillosa" de la que se siente "muy orgulloso".
Los tres días en los que se enmarca el filme son los que Depp utiliza para contar quién y cómo era el artista bohemio en el París de 1916, donde el joven pintor se busca la vida vendiendo pequeños dibujos a carboncillo de damas exquisitas a las que fascina, no por su arte, sino por su atractivo.
"Teníamos tres días para explicar su historia y para encontrar un abordaje un poquito natural y convertirme en él. Tenía que ser capaz de presentar todos los matices del personaje", explica Scamarcio, con títulos como 'Mi hermano es hijo único' (2007), 'Burnt' (2015) y 'A Haunting in Venice' (2023).
La preparación para ser este Modigliani consistió "en no prepararse", indica el actor, que estaba dispuesto a que sucediera durante el rodaje "lo que tuviera que suceder": "eso pasa cuando trabajas con Johnny Depp", asegura.
"Cada día había cambios en las escenas, cambios en el guión y dedicábamos una hora antes de empezar a filmar a repasar esas líneas del guión nuevas. Los diálogos que se producían entre Johnny, Antonia y yo me preparaban físicamente y me daban la suficiente energía para estar listo. Esa dinámica era muy importante, y, después ya en el set de rodaje simplemente todo fluía", afirma.
A Desplat, hija de Alexandre Desplat, uno de los grandes compositores de bandas sonoras, le cautivó la libertad de su personaje y su impulsividad. "Era una locura", y eso "es muy emocionante y divertido de interpretar", reconoce.
En su caso, la preparación fue más técnica: "Tuve que hacer un poquito más de deberes porque no soy británica y tuve que asimilar el acento".
"Pero a la vez es una película de época, y en ese tipo de películas se crea todo un mundo a tu alrededor que te permite entrar en él y ambientarte", asevera.
Desplat destaca también la química con Scamarcio, que fue "fantástica": "los dos somos fuego y en escena lo que hacíamos era pasarnos la pelota mutuamente, y después de hablar con el director de cada una de las líneas, del argumento y del guión. Lo único que tenías que hacer era lanzarte al escenario y actuar".