De Cannes a los cines nacionales: el camino de "Los Hiperbóreos"
La actriz Antonia Giesen y uno de los directores, Joaquín Cociña, hablan sobre el trabajo para desarrollar la cinta.
Javiera Palta/N. Labra
Luego de haber lanzado "La Casa Lobo", Joaquín Cociña y Cristóbal León quisieron seguir creando una nueva producción juntos, pero esta vez, en vez de buscar personajes animados, querían trabajar con personas reales.
"Queríamos hacer una película no animada. Estábamos un poco cansados de estar animando y volver a hacer una película así, al tiro después de 'La Casa Lobo' era un poco enloquecedor", reconoce en conversación con este medio Cociña.
"Llegó el estallido, la pandemia y con Cristóbal comenzamos a hacer una especie de monstruo de guión que cambiaba todas la semanas. La película que estábamos haciendo hablaba de 25.000 cosas. La separamos en dos y salieron tres, cuatro grandes aristas", rememora.
Asimismo, su idea se centró en una exposición de Matucana 100, en la región Metropolitana. Fue ahí, con diversos escenarios en un mismo espacio, que se fue creando el film que sigue la pista de Miguel Serrano (1917-2009), otrora poeta chileno, también diplomático, filonazi, negacionista del Holocausto, y postulador de un Esoterismo Hitlerista.
En el film, que se estrena hoy en cines nacionales, Antonia Giesen es la protagonista, y una de las pocas personas que aparecen en la cinta, donde interactúa constantemente con marionetas. Antonia se interpreta a sí misma como psicóloga y actriz, a la vez que hace de una policía que debe encontrar los negativos de una película robada por un extremista en la que ella actuó, lo que hace que se sumerja en escenarios cada vez más fantásticos en un viaje onírico.
"Jamás en mi vida yo había trabajado con marionetas", reconoce la actriz, apuntando que tuvo que "aprender a conectar con estos objetos para hacer sentir que tenían vida, cosa que aprendió gracias a los consejos de las mismas personas detrás de aquellos títeres", resume ella.
En mayo de este año, "Los Hiperbóreos" participó en la sección paralela Quincena de Cineastas del Festival de Cannes, donde los aplausos no faltaron y le permitió a la película salir bien parada de un desafío de ese nivel.
Respecto a esa experiencia, Cociña rememora cuando el director creativo de la cinta aseguró que la propuesta era "la película más rara del festival". "Dijo que era el Ovni de Cannes. No vimos muchas películas como para poder decir la particularidad de la nuestra, en comparación con las otras. Pero a mí me ha tocado ir a hartos festivales, y en general son todos muy distintos, y este definitivamente es el más, entre comillas, elegante. A mí me encanta que nuestras películas raras puedan llegar a los festivales de renombre, fue algo muy divertido, me produce mucha fe en el mundo del cine, la verdad. Fue entretenido y un poco abrumador", menciona.
Por su parte, Giesen reconoce que, al estar viviendo en Alemania, nunca sintió el peso de la cinta hasta llegar al festival. "Recién después de Cannes pensé: 'parece que le está como yendo bien'. Me cayó la teja cuando me bajé del escenario al haber presentado recién la película. Nos aplaudió toda la gente. Y fue muy lindo porque en el fondo yo salí, insisto, sin entender la magnitud de lo que era Cannes (...) Recuerdo que al mostrarla, había gente de la comisión chilena, y me saluda el productor ejecutivo de la primera película que yo hice. Mi primera película. Entonces fue muy lindo porque me abrazó y él se puso a llorar. Y me dice, 'lo encuentro muy emocionante' (...) Ahí fue como ¡Ah! Es realmente importante", recuerda.
"A mí me encanta que nuestras películas raras puedan llegar a los festivales de renombre".
Joaquín Cociña, director
71 minutos es la duración del film hecho por Cociña y León, con Giesen como protagonista.