Editorial
Chile y su alto consumo de alcohol
Hace unos días, el 15 de noviembre, se conmemoró el Día Mundial Sin Alcohol, que invita a reflexionar sobre una realidad ineludible: el impacto social, físico y emocional del consumo de alcohol en nuestra sociedad. En Chile, las cifras hablan por sí solas. Más de la mitad de quienes consumen alcohol reconoce haberse embriagado al menos una vez en el último mes, mientras que el país ocupa el cuarto lugar en América Latina en consumo de alcohol per cápita. Estos datos revelan patrones de consumo preocupantes que afectan tanto a las personas como a las comunidades.
El alcohol, siendo la sustancia más consumida en el país, representa un desafío tanto para la salud pública como para la seguridad vial. El hecho de que uno de cada diez accidentes fatales esté asociado a la ingesta de alcohol por parte del conductor no solo evidencia el riesgo inmediato, sino también la necesidad urgente de generar conciencia sobre el impacto de estas decisiones en la vida de otros.
En este contexto, los esfuerzos del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), como el programa Tolerancia Cero, resultan vitales. Estas iniciativas no solo buscan reducir accidentes, sino también fomentar un cambio cultural que lleve a un consumo más responsable. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer. Las estadísticas también reflejan que el consumo excesivo de alcohol es responsable del 35,6% de los ingresos a tratamiento en SENDA, lo que lo posiciona como una de las principales causas de adicciones tratadas en el país.
Este panorama exige un enfoque integral. No se trata únicamente de endurecer las fiscalizaciones o reforzar las sanciones, sino también de educar y sensibilizar desde edades tempranas, generar acceso a programas de rehabilitación efectivos y promover alternativas saludables en nuestra vida cotidiana.
El Día Mundial Sin Alcohol no es solo una fecha simbólica; es un llamado a la acción, a la reflexión y, sobre todo, al cambio. La sociedad debe promover la vida, la salud y el bienestar como prioridades innegociables.
"El alto consumo de bebidas alcohólicas representa un desafío tanto para la salud pública como para la seguridad vial".