Australia busca limitar a estudiantes extranjeros por crisis de la vivienda
Chile, con más de 4.500 alumnos estudiando en la nación de Oceanía, es uno de los países latinos con mayor representación y también podría ser uno de los más afectados. Norma, si se aprueba, comenzaría a regir en enero.
Efe
El Gobierno de Australia busca limitar el número de estudiantes extranjeros para frenar la crisis de la vivienda, un plan que genera fuertes críticas ante el temor de que la pérdida de ingresos en las universidades impacte de manera negativa en la economía y reputación del país oceánico. El sector de la educación, que emplea a 250.000 personas, es el cuarto de mayor importancia de Australia y sufrió un duro revés durante la pandemia de covid-19 por el estricto cierre de fronteras.
Desde 2023, el Gobierno del primer ministro, el laborista Anthony Albanese, ha impuesto una serie de medidas para dificultar la llegada de estudiantes foráneos como el endurecimiento del requisito de nivel de idioma y un incremento en la tarifa para sus visados.
El Gobierno exige también a los estudiantes extranjeros que demuestren que tienen ahorrados unos 19.550 dólares, además de cambiar leyes migratorias para evitar que los extranjeros graduados se queden en Australia o que los turistas extiendan su estancia mediante el uso de visados de estudio.
Tope a las matrículas
En mayo, el Gobierno de Albanese presentó un proyecto de ley ante el Parlamento para imponer, siguiendo los pasos de Reino Unido y Canadá, un tope al número de matrículas de estudiantes extranjeros, cuya cifra de momento se desconoce.
De aprobarse la ley, este límite, que afectará a unos 15.000 proveedores de educación, regiría a partir del 1 de enero de 2025 por centro de estudio, ubicación del campus y curso.
"El tope busca reducir la población estudiantil australiana debido a los problemas de (falta y encarecimiento del) alojamiento", comenta a Efe Andrew Norton, catedrático de Práctica de Políticas de Educación Superior de la Universidad Nacional de Australia.
Norton considera que este plan "tendrá un efecto cascada" en la economía y la reputación del país.
Las universidades australianas tendrán "menos dinero para gastar en investigación. Tener menos investigación repercutirá en que sus clasificaciones (mundiales) sean más bajas, lo que hará más difícil un despegue si se liberaliza (el sector) en el futuro", precisó el académico.
El "Go8", el organismo que representa a las ocho universidades más importantes de Australia, estimó que este tope generará una pérdidas de 3.476 millones de dólares en producción económica y de más de 22.500 empleos.
En 2023, este sector generó una cifra récord de ingresos a la economía del país unos 31.323 millones de dólares (28.656 millones de euros) en matrículas, bienes y servicios, según datos oficiales.
Chilenos afectados
Alrededor de 780.100 estudiantes extranjeros se habían matriculado entre enero y abril de 2024 en las universidades y otras instituciones educativas en Australia, lo que supone un incremento de un 16% frente al mismo período de 2019, antes de la pandemia de covid-19.
Entre las nacionalidades destaca la china, con más de 150.700 alumnos, india (116.600), nepalí (56.300), filipina (35.300) y vietnamita (33.500), mientras que en el sexto lugar se sitúa Colombia, con casi 29.000 estudiantes.
Otros países latinos con numerosa representación son Brasil, el décimo país en importancia y con 18.770 estudiantes, mientras que Chile, con más de 4.500, y España, con unos 3.400, son el vigesimocuarto y vigesimonoveno respectivamente.
Crisis de la vivienda
Aunque los estudiantes extranjeros representan el 4% del mercado inmobiliario, el Instituto de Asuntos Públicos (IPA, conservador) apuntó en un informe de julio de 2023 que Australia tendrá una escasez de 252,800 viviendas para el 2028, al vincular la crisis a la inmigración, especialmente de aquellos con visados de estudiante.
En respuesta, el Consejo de Alojamiento de Estudiantes señaló en un informe en abril que la crisis de la vivienda en Australia tiene que ver con el surgimiento de hogares pequeños y unipersonales, la migración interna y la tendencia a reconvertir los segundos dormitorios en oficinas domésticas.