"El Presidente Boric ha tenido dificultad en aceptar que las cosas no andan bien"
El académico de la USS analiza los largos silencios del jefe de Estado y el devenir de un gobierno al que considera "contradictorio en casi todo" y sin interés aparente "por resolver los problemas del norte ni del sur". También aborda las próximas elecciones.
Por Luciana Lechuga
Luego de casi un mes sin responder preguntas de la prensa, este viernes el presidente Gabriel Boric volvió a atender a los medios de comunicación. Pero no lo hizo feliz, sino a regañadientes: "Estoy preocupado de cosas mucho más importantes en este momento", le replicó a un periodista que insistió en saber a qué se refirió en Coquimbo cuando dijo "más Narbona, menos Craig". "Mucho tiempo de esa polémica", reiteró un par de veces ante la insistencia.
Kenneth Bunker, cientista político, académico de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián y columnista, analiza no solo el silencio presidencial, sino el devenir del actual gobierno y los pactos que surgieron esta semana con la inscripción de candidaturas a primarias comunales y de gobernadores.
-¿Cómo interpreta los "silencios presidenciales" que cada cierto tiempo privan a la prensa de dialogar con el presidente?
-Es contradictorio. Él mismo dijo en algún minuto que quería una prensa que incomodara al poder, que fuera curiosa sobre lo que pasa tras bambalinas y justamente hace lo contrario. Hay algo que no calza cuando un candidato pide apertura y que cuando gobierna se encuentra con las puertas cerradas. Por lo demás, creo que tiene que ver por una decisión de los asesores, porque las declaraciones del presidente no son buenas. Creo que no está respondiendo bien, de forma astuta, a varias de las preguntas que le están haciendo.
-El presidente Gabriel Boric ha criticado que la prensa no transmita noticias buenas sino noticias malas. Pero los periodistas también consultan sobre las inquietudes de las personas.
-Sí, yo no creo que sea un problema de los periodistas, tampoco de los medios. Ellos pueden hacer todas las preguntas que quieran, son prácticamente los mensajeros y si las preguntas son difíciles es porque la situación está difícil. Yo creo que el presidente ha tenido una dificultad en aceptar que las cosas no andan bien. En el primer año negó la crisis de seguridad, por ejemplo, y ya la situación es bastante drástica. Entonces creo que hay un esfuerzo activo por negar la realidad y creo que callar al mensajero no es bueno para el gobierno ni para la gente.
-El gobierno ha visto estancadas sus reformas y no ha logrado generar diálogo en el Congreso, ¿piensa que debería venir un cambio de gabinete, incluso antes del mensaje presidencial de la cuenta pública?
-Yo creo que el cambio de gabinete está atrasado. Al menos debió ocurrir en diciembre del año pasado y se ha postergado innecesariamente. El gobierno necesita oxigenar sus filas después del caso Fundaciones, del caso Convenios y después de varios otros errores no forzados que han ocurrido en el camino. Creo que avanza en forma lenta, en gran parte, porque tiene un elenco que está fatigado y mientras más demore, más dificultad va a tener para implementar los cambios importantes.
-En relación a esos cambio importantes, ¿por qué el gobierno no ha logrado hacerlas avanzar y vemos problemas en educación, con matrículas, o en salud, con isapres? Es una lista muy larga.
-Eso ocurre porque es un gobierno de minoría que gobierna como un gobierno de mayoría. Son ambiciosas las promesas sin tener los votos del Congreso. Entonces desde el principio quiso hacer grandes cambios sin tener los votos, pensó que quizá podía ganar el partido en el Congreso. Primero, tiene que planear una estrategia de acuerdo con el balance de fuerzas que hay en el Congreso y eso nunca se hizo.
-Respecto de la discusión por la presidencia de la Cámara de Diputados: ¿qué pasa si el oficialismo pierde otra vez?
-Lo del Senado ya es catastrófico. Haber perdido el Senado de esa manera es obviamente una señal de que nada está funcionando. No hubo un voto táctico, se perdió de la forma más torpe posible y juzgando por eso probablemente también vayan a perder la Cámara, si no es por una fortuna de último minuto, algo que se ve improbable. Pero obviamente perder la Cámara le impone la vía final al Gobierno en el sentido de que ya no va a pasar la reforma. Si no tiene la capacidad de manejar los tiempos en el Congreso en el tercer año, menos lo va a hacer en el cuarto, cuando sean las elecciones legislativas y presidenciales.
[kenneth bunker, cientista político]