Historiador apuesta a feriados locales para erigir hitos patrios
El doctor y experto en historia de Chile y América Latina del siglo XIX, Gabriel Cid, recuerda que durante dos décadas Chile tuvo tres Fiestas Patrias y analiza las posibilidades de que algunas de ellas se restauren.
Leo Riquelme
Chile festeja hoy los 213 años desde que se instauró la Primera Junta Nacional de Gobierno, que institucionalizó la semilla del proceso independentista que ya estaba en la cabeza de varios. Sin embargo, hoy también se cumplen 185 años desde que ese momento quedó como el único hito de celebración patrio de la gesta que significó el fin total del dominio español.
El doctor Gabriel Cid, especialista en historia política, intelectual y cultural de América Latina y Chile en el siglo XIX y académico del Instituto de Historia de la Universidad San Sebastián, recuerda que hasta el año 1837 el país celebraba Fiestas Patrias en tres momentos.
Uno era el 18 de septiembre por la Primera Junta, y que se instauró por parte del primer comandante en jefe del Ejército, José Miguel Carrera.
Los otros dos los incorporó en 1818 el primer Director Supremo, Bernardo O'Higgins. Se trataba del 12 de febrero, en honor a la Proclamación de la Independencia de Chile; y el 5 de abril, por la conmemoración del triunfo contra las fuerzas españolas en la Batalla de Maipú.
Esas tres fechas de celebraciones se mantuvieron hasta que en 1837 el Presidente José Joaquín Prieto se percató que tener tres fechas de festejos afectaba la actividad económica y "porque la sociedad no tenía claridad en cuál de las tres fechas era la independencia del país", dice, y estableció que desde 1838 quedarían sólo los festejos de septiembre.
"La concentración de la celebración en un solo día era mas eficaz en términos de transmisión del mensaje patriótico deseado", agrega a este medio.
El presidente Prieto, que además de político era un destacado militar que integró las fuerzas independentistas en 1810, consagró como festivo el 19 de septiembre en honor a las Glorias del Ejército con la idea de reconocerles su participación en el proceso.
Las Fiestas Patrias de febrero, abril y septiembre, ¿tenían formas diferentes de festejarse cada una?
En los festejos de Chacabuco y Maipú tendía a predominar una visión mas formal de la conmemoración, con destacada presencia de los militares, aunque eso no excluía cierto carácter festivo. Donde sí se remarcaba esa doble dimensión de las festividades -ritual cívico, pero también fiesta popular- era en las celebraciones del 18 de septiembre.
¿Cree que alguna de esas otras fechas tiene posibilidad de relevarse en importancia y volver a festejarse, dados los tiempos que corren hoy?
Dudo que esto pueda ser operativo a nivel nacional, pero no desestimaría la importancia a nivel local. Por ejemplo, en Talca han sostenido una fuerte campaña para que el 12 de febrero sea declarado día festivo local por haberse realizado en la ciudad la proclamación de la independencia en 1818. Igual esto genera polémicas con Concepción -autoproclamada "Ciudad de la Independencia"-, donde el 1 de enero de 1818 se firmó la declaración.
¿Hay alguna que cree que si fuera festivo tomaría la relevancia que amerita?
En realidad, las nuevas fechas asociadas a la independencia que han tenido éxito han sido las que han relevado la importancia de esos hitos para la identidad local: el 20 de agosto, como natalicio de O'Higgins en Ñuble; o el 20 de septiembre, el día de la Pampilla, en Coquimbo (feriado regional recientemente aprobado, y que fue donde primero se celebró en 1810 la Primera Junta de Gobierno). Quizás, a medida que se acerca el bicentenario de la fecha, pensaría en la relevancia del Tratado de Tantauco (19 de enero de 1826) que implicó el fin de la guerra de independencia a nivel continental y el paso de Chiloé, a la soberanía de la república.
"Quizás, a medida que se acerca el bicentenario de la fecha, pensaría en la relevancia del Tratado de Tantauco, que implicó el fin de la guerra de independencia a nivel continental".
Historiador Gabriel Cid