"Ignoro si acaso quedó peor parado el Gobierno o la oposición tras este 11"
"Uno no puede increpar al otro un día y al momento siguiente decir 'dejemos nuestras divisiones de lado, pongamos a los chilenos primero'. Y esto vale para todos, claro está, pero hoy especialmente para el Presidente", dice el doctor en Filosofía.
Por Mauricio Ávila C.
Pasado ya el 11 de septiembre, surge la pregunta de cuál es el balance del despliegue del Gobierno y de los diversos actores políticos para esta fecha, que estuvo marcada por un debate respecto de lo ocurrido hace 50 años.
Ese contexto es el que analiza el doctor en Filosofía Manfred Svensson, director del Instituto de Filosofía de la Universidad de Los Andes e investigador senior del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). El académico dice que hay elementos que destacar en esta conmemoración, más allá de la poca unidad manifestada. Y también aprovecha de analizar lo que está haciendo el Consejo Constitucional.
-¿Qué conclusión saca de la forma en la que el país conmemoró los 50 años del Golpe?
-Aunque en conjunto deje una sensación amarga, creo que hay elementos positivos a rescatar. Son elementos de carácter muy distinto, porque la publicación de libros importantes se ubica en un plano muy distinto del plan de búsqueda. También en el plano político hay algunas cosas que merecen reconocimiento, como la declaración que logró sacar adelante el Senado el día 12. No es nada del otro mundo, pero era importante que al menos en un poder del Estado los distintos sectores del país mostraran capacidad de encuentro.
- ¿Cómo fue la gestión del Gobierno en la conmemoración de los 50 años, incluidos los anuncios en el extranjero, los mensajes que se entregaron a la ciudadanía?
-El carácter que tuvo esta conmemoración no es nada accidental, sino que se enmarca de modo perfecto en el proyecto del Gobierno. Ellos nacieron a la vida pública enjuiciando la transición, y ese juicio negativo golpeaba a la idea misma de reconciliación. Y en ese sentido triunfaron. Aunque yo diría que al mismo tiempo todos perdimos. No es que no hubiera críticas que hacer a la transición. Había cosas que revisar en esa reconciliación, en el modo en que se había armonizado reconciliación, verdad y justicia. Pero si en eso hubiese consistido la impugnación que tanto tiempo llevan haciendo, el centro de esta conmemoración habría estado desde un comienzo en el plan de búsqueda. De eso, además, nadie se podía restar. No es que hubiera que callar respecto de otras cosas; pero si ese plan hubiera estado al centro, ese mismo hecho habría ordenado el modo de hablar de lo restante.
- ¿Y la oposición en qué lugar queda?
-Yo francamente ignoro si acaso quedó peor parado el Gobierno o la oposición tras esta fecha. La derecha hizo lo correcto, me parece, al restarse de un acto diseñado para arrinconarla. Pero ese es un acierto táctico, y en la memoria de muchos va a ocupar un lugar más importante el error mucho más que táctico de algunos diputados en sus declaraciones. Es cierto que (la diputada Gloria) Naveillán cuestionando las vejaciones sexuales o (el parlamentario Sergio) Bobadilla cuestionando el Informe Rettig pueden ser casos marginales y que fueron rápidamente rechazados. Pero el hecho es que están ahí, que reflejan una parte de nuestra sociedad que aún no reconoce lo que pasó o bien no logra hablar de modo humano al respecto.
- ¿Es una fecha significativa para la sociedad?
-Creo que ante esta pregunta hay que hacerles justicia a dos realidades. Por un lado está el caso de quienes no solo han perdido seres queridos, sino que ni siquiera los han encontrado aún. Nadie puede pedir que den esta historia por cerrada si el Estado no ha puesto todos los medios posibles para ayudar algo a cicatrizar su herida. Por lo mismo es una fecha significativa no solo para ellos y su entorno, sino de algún modo para todos. Pero tenemos que también reconocer que para una porción cada vez mayor de la sociedad es una fecha de importancia decreciente. A comienzos de agosto el expresidente Frei hizo un llamado a que pusiéramos fin a esta discusión, porque ni ahora ni en 100 años nos vamos a poner de acuerdo. Algunas personas reaccionaron contra sus dichos atendiendo a la gravedad de los hechos. Pero me parece que si uno atendía al conjunto de su entrevista no se trataba para nada de un intento frívolo por ignorar el pasado, sino de un intento serio por hacerse cargo de estos dos lados de nuestra situación.
-¿Estamos más o menos divididos? Pareciera que los 50 encontraron al país más dividido que en los 30 o en los 40…
-Claro, esta conmemoración se ha dado en el marco de una clase política ya polarizada por otros