Origen de las ramadas
Falta un poco más de un mes para la llegada de septiembre y ocurre que en una alegre coincidencia, Chile celebra sus Fiestas Patrias oficialmente el 18 y 19 de septiembre, coincidiendo con el arribo de la primavera; los cielos se despejan, el sol comienza a curtir la piel y salimos de nuestra hibernación después de los fríos y lluviosos meses del invierno en la Zona Central y Sur del país.
Para estas fechas, se estila asistir en familia a las fondas y ramadas, centros de entretención levantados para la ocasión y en donde se come bien, se bebe mejor y se baila alegremente.
Actualmente, las Fiestas Patrias Chilenas se celebran el 18 ("Independencia Nacional") y 19 de septiembre("Glorias del Ejército"), tal como se celebraba en el resto del país hasta 1914 y posteriormente entre 1932 y 1944. Las actividades no recuerdan la Independencia definitiva de Chile, sino la formación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, primer paso del proceso finalmente materializado en 1818, tras un breve periodo de reconquista del imperio Español.
Los orígenes de la ramadas, chinganas y fondas son previos a la primera Junta Nacional de Gobierno y se remontan al Chile colonial.
Eran centros de diversión que reflejaban con ciertos matices una verdadera identidad popular, a contrapelo de las aspiraciones eurocentristas de la elite, quienes veían con desprecio estas alegrías "incivilizadas" hasta entrado el siglo XIX.
Hoy ampliamente aceptadas, las ramadas fueron prohibidas y legitimadas constantemente durante el siglo XIX.
Prohibidas en 1836 por el entonces Ministro del Interior Diego Portales, piedra angular del autoritarismo político chileno, justificó su abdicación señalando que se trataba de "un aliciente poderoso a ciertas clases del pueblo, para que se entreguen a los actos más torpes y a los desórdenes más escandalosos y perjudiciales"
Se especula que chingana viene de chincana (quechua). equivalente a "escondrijo", aunque sería también un término usado en los "tiempos del Virreinato del Perú para señalar las tabernas y restaurantes de baja calidad, que frecuentaban allá los indios y los mestizos para cantar y bailar".
Y si bien el concepto de chingana está en desuso hace décadas, esta fueron las primeras en ser legalizadas de facto por las autoridades cuando 1824 comenzaron a pagar patentes comerciales anuales y su locación fue reglamentada.
A pesar del ambiente de festividad que irradiaban estos centros de entretención y diversión, la élite -fuera conservadora o liberal- insistió en su erradicación en distintas intensidades, restando feriados y permisos para su ejercicio.
Con este primer paso, el concepto de fonda terminaría desplazando al de chingana durante el siglo XX.
En esa línea, las múltiples restricciones y prohibiciones a las fondas y ramadas de atender durante los días de la semana y los festivos religiosos, terminaron por limitar su funcionamiento únicamente a la celebración de Fiestas Patrias.
No obstante, las chinganas (fondas) y la zamacueca (cueca) fueron "uno de esos elementos y formas culturales" que alimentaron al discurso nacional, a lo largo de varias generaciones de desarrollo y supervivencia, y que por ciertas circunstancias, pasan a engrosar el discurso nacional en todos los estratos, tal como ocurre en la actualidad, a pesar de un rechazo inicial a ciertos gustos gastronómicos populares, estos terminan por ser aceptados y elevados a "orgullo patrio.
Nelson Torres Otárola, expresidente regional del Colegio de Periodistas