El ejemplo de los héroes de Iquique que revive cada 21 de mayo entre la ciudadanía
El hundimiento de la Esmeralda y la muerte del capitán Arturo Prat cambió el curso de la Guerra del Pacífico y hasta nuestros días destaca incluso a nivel internacional por las características del enfrentamiento con el monitor Huáscar.
El 21 de mayo es un día especial para la Región de Arica y Parinacota, pero también para todo el país. Hoy es el 144° aniversario del Combate Naval de Iquique y el de Punta Gruesa, que sirven de marco para la celebración del 'Día de las Glorias Navales'.
Además, después de la pandemia, volvieron los tradicionales desfiles estudiantiles para realzar la gesta del capitán Arturo Prat Chacón y sus hombres en la rada de Iquique, en otra manifestación del sentido ciudadano que derivó esta acción bélica de la Guerra del Pacífico.
El 16 de mayo de 1879, la Escuadra Nacional -al mando del contraalmirante Juan Williams Rebolledo- dejó bloqueando el puerto de Iquique a la corbeta Esmeralda y la cañonera Covadonga, además del transporte Lamar. El resto de la flota, integrada por los blindados Blanco Encalada y Cochrane, zarpó rumbo al norte para enfrentar a las naves peruanas que esperaba sorprender en el puerto del Callao.
Sin embargo, el mismo día los buques insignias de Perú, el monitor Huáscar y la fragata Independencia, habían salido con rumbo al sur con la intención de defender sus puertos en Tarapacá. Ambas flotas se cruzaron sin verse y los peruanos encontraron el día del combate en Iquique a las naves más antiguas de la Armada de Chile de la época.
A las 06.30 horas del 21 de mayo de 1879, uno de los vigías de la Covadonga, al mando de Carlos Condell de la Haza, que se encontraba de guardia, avistó columnas de humo acercándose desde el norte. Al reducirse la distancia, se identificó que dichas columnas de humo correspondían a los blindados peruanos el Huáscar, dirigido por el comandante Miguel Grau, y la Independencia.
El capitán Arturo Prat puso en marcha el zafarrancho de guerra y ordenó que almorzará la tripulación, para luego arengar a los marinos con su ya míticas palabras: "Muchachos la contienda es desigual, pero ánimo y valor. Hasta el presente, ningún buque chileno ha arriado jamás su bandera; espero, pues, que no sea ésta la ocasión de hacerlo…".
Después de una hora de combate, las cuatro naves no presentaban daños importantes. A eso de las 11.30 horas, la Covadonga, al mando de Carlos Condell, se dirigió al sur navegando pegada a la costa.
BANDERA AL TOPE
Grau ordenó al comandante de la Independencia que persiguiera a la Covadonga. En ese instante, el combate se dividió en dos enfrentamientos, uno entre el Huáscar y la Esmeralda y el otro entre la Independencia y la Covadonga
En el primer espolonazo del Huáscar, Prat saltó al abordaje y cayó mortalmente herido. La Esmeralda con un tercer espolonazo se inclinó de proa y empezó a hundirse. A medida que el buque se inclinaba, el guardiamarina Ernesto Riquelme, gritando vivas a Chile, y disparaba el último cañonazo.
A las 12.10 horas de ese día, la Esmeralda desapareció de la superficie del mar con su bandera de combate al tope.
La noticia llegó a Valparaíso, Chile, por el cable submarino. El sábado 24 de mayo recién se conocieron en Santiago los detalles del combate en Iquique y la muerte de Prat y, además, el hundimiento de la Esmeralda.
Según historiadores chilenos modernos, fue desde ese momento que cambió el sentimiento del pueblo chileno hacia el conflicto. Los expertos explican que "una guerra poco comprendida por el pueblo, se convirtió de pronto en una ocasión para emular el heroísmo de Prat", razón por la que una gran cantidad de chilenos acudieron voluntariamente a los cuarteles para enrolarse y participar en el conflicto
Los acontecimientos que ocurrieron en las costas de Tarapacá, el 21 de mayo de 1879 fueron conocidos a nivel mundial y sirvieron de ejemplo a otras armadas del mundo, que valorizaron el gesto heroico de Prat y su gloriosa tripulación.
PUNTA GRUESA
La Covadonga, al mando del capitán Carlos Condell, había emprendido la huida hacia el sur de Iquique, siendo perseguida por la Independencia, dirigida por el comandante Juan Guillermo Moore.
Cuando pasaba a la altura de la isla de Iquique, posteriormente llamada isla Serrano y hoy unida a tierra, al doblar la punta norte la Covadonga recibió un proyectil del Huáscar que la atravesó de banda a banda, ocasionando la muerte del cirujano Pedro Segundo Regalado Videla y matando instantáneamente al grumete Blas 2° Tellez y al mozo Felipe Ojeda.
Sin embargo, Moore había notado que su artillería resultaba ineficaz por la inexperiencia de sus marinos y por ello ordenó emplear el espolón de la Independencia pasa dar caza a la nave chilena.
Sin embargo, el capitán Carlos Condell -hábil navegante dentro de la Armada de Chile- para evitar la artillería, escapó cerca a la costa aprovechando el menor calado de su nave.
Continuando con su marcha al sur, a la altura de la playa de Cavancha, la Covadonga fue atacada por una gran cantidad de botes armados, con la intención de abordarla. Los fusileros de la goleta hicieron gran cantidad de disparos sobre sus adversarios y así continuó su travesía, sorteando la costa, en fondo muy bajo para evitar de esta manera el espolón de la Independencia.
RENDICIÓN
Frente a la caleta Molle, la Covadonga que marchaba muy apegada a la costa, recibió los fuegos de tierra y además, la primera carga del espolón de la fragata peruana, a las 10.00 horas. Al sur de Chucumata, el comandante Moore, intenta por segunda vez espolonear a la goleta chilena, siendo nuevamente evitado por la nave nacional al esquivarlo para caer más hacia la costa.
En esta marcha paralela entre Molle y Punta Gruesa, la Independencia acertó sobre la Covadonga una serie de tiros que dañaron los palos, jarcias, botes y carboneras. Habiendo tomado la nave peruana la estela de la goleta, las únicas piezas de artillería realmente peligrosas de los peruanos eran el cañón de proa y sus ametralladoras.
En el tercer intento de espolonear a la goleta chilena, la Independencia chocó con una roca submarina y queda varada, comenzando a hundirse cerca de la bahía de Cheureñate, mientras la Covadonga detiene su marcha para regresar a atacarla.
La marinería peruana gritaba que estaba rendida. Al poco rato arrió la bandera y la cambió por la de parlamento. Al momento, el comandante Condell ordenó cesar el fuego y a viva voz conversó con Moore, quien le ratificó su rendición y a la vez le pidió un bote. El combate terminó a las 12.35 horas.