"Los adolescentes que más usan RRSS son los que sus padres usan más el celular"
La rectora de la Universidad de Valencia analiza los efectos de la pandemia del covid-19 en los jóvenes y el aumento de casos de depresión, ansiedad y aislamiento. Asegura que las casas de estudio tendrán mayor nivel de internacionalización.
Natividad Espinoza
La labor educativa y el aprendizaje están en constante cambio, pero la pandemia aceleró el proceso debido a la masificación de la educación online. Sobre las actuales formas de aprender, el perfil estudiantil y cómo esto cambiará en el futuro, habló con este medio la rectora de la Universidad de Valencia, María Vicenta Mestre, quien es psicóloga y licenciada en Ciencias de la Educación, durante el V Encuentro Internacional de Rectores Universia que se desarrolló esta semana en España.
Las clases online no son nuevas, pero son algo que se instauró masivamente en la época más dura del covid-19. En algunas universidades existen hoy los formatos online e híbridos. ¿Cree que eso ha cambiado la enseñanza?
Ha sido un cambio importante, por supuesto por la pandemia, pues hubo una utilización sólo de la enseñanza online. Luego fuimos recuperando la presencialidad y hoy ya tenemos la normalidad, pero seguimos utilizando tecnologías que implantamos en la pandemia y que siguen siendo útiles, como la docencia semipresencial o la docencia asíncrona en algunos casos, donde el docente sube material y luego el estudiante lo revisa cuando tiene tiempo. Algo muy distinto a las clases online, donde el docente y los alumnos se conectan simultáneamente. De todas maneras, yo diferenciaría lo que fue el uso necesario de las redes y de la comunicación online y el aprendizaje online durante la pandemia, las consecuencias que eso ha tenido en jóvenes.
¿Cuáles serían ellas?
Se han disparado los niveles de ansiedad, de depresión, la soledad, porque un adolescente o joven busca las redes sociales para tener a alguien para conversar, porque no lo tiene en esta relación directa y presencial, que es lo ideal, lo que realmente las personas necesitamos. Necesitamos relaciones sociales, apoyo, compartir emociones, entonces eso en las redes sociales es una relación mucho más fría porque se contacta con el otro, piensas que tienes al otro y en realidad estás solo. Eso en la pandemia era el único recurso y durante un tiempo también acentuó que se usaran las redes sociales de manera compulsiva. Es buena esa relación inmediata a través de las redes sociales en una cierta dosis, pero su utilización sin límite, sin control, es negativa porque aísla a la persona, entonces se pierde lo que necesita, que son las relaciones sociales, la interacción.
¿Usted cree que de cierta forma las instituciones educativas, además de los padres, podrían tener alguna iniciativa para aplacar esto?
Te voy a dar un dato, los adolescentes que más utilizan las redes sociales y el uso compulsivo de esa tecnología son aquellos que en sus casas sus padres utilizan continuamente el celular, incluso a las horas de comer. Todo eso indica que la familia sí que influye porque no impone límites y, además, ellos son un modelo a seguir. La familia influye y luego la escuela es otro ambiente en el que hay que, no prohibir, sino que dar alternativas y ofrecer alternativas para relacionarse, para compartir trabajos en equipo, experiencias de ocio, etc. Y que la escuela también facilite ese tipo de interacción.
Pero eso sería fuera de las aulas, no en espacios dentro...
Fuera de las aulas, pero también dentro. Esa sensibilización se puede dar dentro de las aulas, es parte de ofrecer actividades extraescolares, de participación, de teatro, de música, en donde se ocupe el tiempo en otras actividades que no sólo sean estar con el celular, que no es fácil, que es un poco luchar contra corriente porque lo fácil es usar el celular y tener la respuesta inmediata, ¿no? Y además existe ese uso tan compulsivo, en que se espera una respuesta inmediata. Eso es el uso compulsivo de las redes y en las aulas se puede hablar de otra manera del uso de las redes, se puede hablar de la importancia de hacer otras actividades para que haya otros motivos, otras distracciones.
¿Cómo cree que son los profesores y los estudiantes hoy?
El tema de la salud mental se ha agudizado, ha crecido. Siempre ha habido problemas de depresión, de ansiedad, jóvenes con ideas suicidas, eso siempre ha existido, pero es cierto que una situación traumática como la pandemia lo ha activado más. ¿Por qué? Por el aislamiento, por la inseguridad. Pensemos que al principio no se sabía qué iba a pasar. Esto ha afectado a los alumnos y al profesorado también. Ahora hay que recuperar la normalidad.
Entonces, la figura del profesor y el alumno es, en general, una persona más ansiosa, más estresada. ¿Mejorará?
Debemos actuar para que mejore, pero para eso necesitamos que en las prioridades también de los gobiernos la atención a la salud mental esté en el primer lugar o en uno de los mejores puestos. Eso implica que hay que actuar preventivamente, que hay que actuar para evitar los problemas antes que lleguen. No es lo mismo que una persona se sienta ansiosa frente a los exámenes a que tenga un trastorno de ansiedad o que tenga una depresión. Entonces, si a esa persona la entrenamos en mecanismos de afrontamiento evitaremos que aparezca un trastorno.
¿Y eso podrían hacerlo de alguna forma las universidades con talleres o cursos?
Sí, nosotros en la Universidad de Valencia hemos ampliado el sistema de salud, de atención a la salud mental en diferentes campus y también vamos a iniciar unos talleres para control de ansiedad, control de depresión, mecanismos de afrontamiento, habilidades sociales, especialmente para la prevención.
¿Cómo cree que van a ser las universidades en cinco años?
Van a ser mucho más abiertas a esta formación continua y a lo largo de la vida, creo que eso es algo que se va a imponer, creo que van a ser unas universidades con un nivel mucho más grande de internacionalización, eso también se va a imponer. Va a haber más movilidad entre estudiantes, pero también va a haber más movilidad entre investigadores. Vamos a trabajar más en red, unas universidades con otras y van a ser unas universidades también más centradas en la innovación, en transferencia de conocimiento. Yo creo que ahí es hacia donde vamos a andar para contribuir con la transformación social que se está produciendo.