No bajar la guardia

Los indicadores epidemiológicos, aquel concepto que fue tan relevante y recurrido hasta hace poco más de un año, hoy son muy distintos a los que se vieron durante la pandemia. Basta sólo observar cada día la portada de este diario, para ver la marcha de esta crisis sanitaria que al parecer, va quedando atrás. Sin embargo, todavía no ha sido resuelta por completo.

La portada de La Estrella ha mostrado durante todo el periodo de pandemia, los indicadores correspondientes a la región. De acuerdo al informe de ayer, en Arica y Parinacota se registraban sólo 4 casos nuevos, muy distantes de los cientos que en su momento se llegaron a reportar.

De la misma manera, los casos activos dados a conocer ayer se mantenían en una decena, es decir, diez personas activas contagiantes en la región, una cifra muy baja, pero que indica que aún el virus está presente en la población. No ha desaparecido.

Hace unos días, La Estrella daba a conocer que Arica llevaba más de tres meses sin pacientes covid en la UCI, luego de que en los peores momentos de esta crisis, la saturación de los sistemas sanitarios incluso obligaba a que pacientes tuvieran que ser trasladados para poder tratarlos y salvar sus vidas.

En otros indicadores, nuestra región también mantiene su tasa de incidencia entre las menores del país, las residencias sanitarias hace tiempo dejaron de existir y el promedio de los casos diarios que se reportan sigue a la baja.

Sin embargo, en medio de este escenario, esta semana se reportó una nueva víctima a causa de la enfermedad, como hace semanas no se informaba. Esto muestra que el virus no sabe de estaciones y si se baja la guardia, sus efectos pueden ser catastróficos.

Es por eso que las autoridades han llamado a no dejar de vacunarse y completar las dosis que se han dispuesto desde que se iniciaran los planes de inmunización.

Y si bien ya no es obligatorio el uso de las mascarillas, que era el recuerdo permanente de esta crisis, hoy hay acciones personales que se deben mantener, como el lavado de manos o una sanitización simple, para seguir evitando contagios y mantener a raya la pandemia.

"Los indicadores de la pandemia han mejorado notablemente, pero el virus sigue presente y la idea es que no nos sorprenda".

Sí, pero…

¡Qué expresión más socorrida! Latente, presente, omnipresente, en realidad. Afirmamos algo, expresamos nuestra conformidad y, acto seguido, ya asoma la restricción, una limitante, un juicio adverso.

Es usual luego de un trance, de un diálogo, y de una decisión concordada, dar un sí, probablemente meditado, sopesado, y luego de un andar breve, ver asomar las restricciones, lo que ya es suficiente para el titubeo, para un… no, no necesariamente abrupto, que sí da un nuevo rumbo a lo antes adoptado.

La proactivividad o ser proactivo implica determinación, una posición quizás anticipatoria, también significa dominio, control. Una actitud tal supone reflexión, análisis, conocimiento, que difícilmente admitiría aceptación de fallos o adversidades.

¿Qué significa eso? Que afirmamos algo, y pronto, muy pronto, damos paso a lo adversativo, a lo restrictivo, sino a lo opuesto. En un momento conformes, y luego damos a paso a la disconformidad, aunque no total, sí parcial. Algo es de nuestro agrado y, lueguito, no. Luego de no poco debate, celebramos un acuerdo, y a poco andar, señalamos restricciones o condiciones. ¿Cómo? ¿Por qué? ¡Por qué!

¿Este panorama les suena a algo parecido hoy, en el último tiempo, aquí, acá o acullá?

En el último tiempo, se llega a acuerdo, trámite no fácil, no entre todos, y no siempre se sabe qué ayudó a ese acuerdo, quizás, para llegar a ese sí, yo cedo, tú cedes; luego, conforme pasa el tiempo, asoman las piedras en el camino, se cortan los puentes, y ya no es sí pleno, tiene restricciones, tiene peros.

Lo peor, el peor escenario es cuando se dice sí, pero es no.

"La proactivividad o ser proactivo implica determinación, una posición quizás anticipatoria, también significa dominio, control. Una actitud tal supone reflexión, análisis, conocimiento, que difícilmente admitiría aceptación de fallos o adversidades".

Raúl Caamaño Matamala, Profesor, Universidad Católica de Temuco

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