Arica un 1 de noviembre a inicios del Siglo XX
El año preciso de fundación del Cementerio Municipal de Arica se desconoce, ya que el sector era ocupado como espacio mortuorio desde la década de 1850. Lo que en la actualidad es la céntrica avenida Lastarria, a finales del siglo XIX era un descampado localizado en la periferia de la ciudad de Arica. Hoy, para los ariqueños es quizás un lugar o una calle más entre tantas, que forman parte de la trama urbana, salvo por las interrogantes que genera una necrópolis localizada en pleno centro de la ciudad. Posterior al terremoto de 1868 y la Guerra del Pacífico, el Estado, basado en un discurso sanitario y cultural, impulsó la construcción de espacios de la muerte alejados de la población para terminar con la práctica colonial de enterrar a las personas en el interior de las iglesias.
Sobre el primero de noviembre. En 1901, el Diario El Morro de Arica afirmaba que desde las primeras horas de la mañana la romería al recinto ha sido constante y cada vez más numerosa. Durante la conmemoración a los difuntos, sus deudos llevaban flores, guirnaldas u adornos que representaban la gratitud y los vínculos que nunca mueren. A este cuadro, se agregaba el encuentro de la comunidad dentro de un contexto diferente, dando paso a manifestaciones bastante festivas, tales como el consumo de alimentos y la amenización por bandas de música. En esos días, la tienda La Ariqueña publicitaba un surtido de coronas a precios al alcance de todos, traídas directamente de una gran quinta de Tacna.
A propósito del brote de peste bubónica que afectó al puerto ariqueño, en el año 1904, la autoridad política, con respaldo del médico Conrado Ríos, ordenó el cierre del cementerio y la suspensión de cualquier actividad durante el día de todos los santos. Según, la prensa de esos días, la conmemoración "ha pasado en silencio a consecuencia de la peste que nos invade pues es sabido que las aglomeraciones de gente es donde con más peligro puede efectuarse el contagio". En otras ocasiones, los brotes epidémicos obligaron a dictar prohibiciones dirigidas a elementos específicos, como evitar el ingreso de niños pequeños y frenar la venta de frutas o comestibles en los alrededores del establecimiento.
Pablo Chávez Zúñiga
Doctor en Historia
Universidad de Chile