Joël Dicker cosechó otro misterio de su mente
El autor "La verdad sobre el caso Harry Quebert" presentó al mundo su más reciente ficción, "El caso Alaska Sanders", continuación de la trilogía de suspenso que creó hace ya diez años.
Por Amelia Carvallo
Por Zoom, Joël Dicker, galardonado por la Academia Francesa y el Goncourt, se presentó ante la prensa hispanohablante para hablar de su nueva novela, "El caso Alaska Sanders", que ya está en lo más alto del ranking gracias a sus millones de lectores.
Los personajes del escritor Marcus Goldman y el policía Perry Gahalowood retoman su amistad para aclarar el asesinato de la hermosa Alaska Sanders, una joven que atiende una apacible gasolinera casi igual a la que muestra la portada del libro impreso, con una reproducción de Hopper.
"No quise escribir el segundo libro inmediatamente, no querían que dijeran que me aprovechaba del éxito", dice el autor y repasa la cronología que lo llevó a completar este nuevo ciclo de la historia.
-¿Cómo fue perfilando al personaje de Alaska Sanders, desde su peculiar nombre a esa aura fantasmal que proyecta en toda la trama?
-Es una pregunta difícil de responder porque siempre es difícil explicar cómo a través de la inspiración podemos construir algo. Para responder eso habría que definir lo que es la inspiración, y cuando empiezas a hacerlo ya no funciona porque la inspiración forma parte de un misterio de la mente, no sabemos muy bien cómo sucede.
Elegí Alaska como nombre porque buscaba uno diferente, que llamara la atención. Me imaginé muchos nombres y saltó el de Alaska que es atractivo, salvaje, es un territorio que me ha fascinado desde la infancia, forma parte también de los relatos de Jack London, en fin, se trata de una palabra que dice mucho.
Sobre los personajes femeninos que son cruciales en sus ficciones, Dicker dice que las mujeres son más fuertes que los hombres. "Incluso hoy la mujer sigue teniendo que batallar mucho más que los hombres para labrarse un porvenir, seguimos estando en un mundo donde a las mujeres les siguen pagando menos. Me fascinan las mujeres que tienen esa capacidad de ser más fuertes, de ser determinadas, ir más lejos", advierte.
-¿Va a haber más Marcus Goldman?
-No lo sé, quizás nunca, quizás en el futuro, es difícil saberlo. La verdad es que no lo sé. Si lo supiera lo diría tranquilamente, pero no lo sé. Y como no lo sé, no quiero hacer promesas, ni en un sentido ni en otro porque esas promesas irían en contra de mi libertad como escritor. Quería escribir una trilogía y ese proyecto ya está acabado. Ahora bien, si un día voy a querer añadir un libro a la trilogía, dentro de un año o dos, cinco o veinte quizás, no lo sé, ya veremos.
Y, claro, que admite que hay algo de él en el personaje de Marcus Goldman, y viceversa. Pero no coinciden en cómo enfrenta el éxito, que en el caso de Goldman es de una forma tormentosa y en lucha con fantasmas. Para Joël Dicker, el éxito es menos tortuoso y se ajusta a menos tensión. "El éxito de un novelista es muy particular, porque no tiene nada que ver, por ejemplo, con el éxito de un músico, de un actor o de un presentador de televisión. El éxito no es de la persona, sino que del libro y eso está muy bien, es algo muy sano, similar al éxito de un cocinero. Lo vivo con normalidad porque es un éxito tranquilo, sereno, basado en la obra", dice Dicker.
NOVELA NEGRA Y POLíTICA
Haciendo memoria, reconoce como figuras tutelares a Agatha Christie y Arthur Conan Doyle. "La fuerza de su trabajo radican en que crearon un mundo, una atmósfera y un tipo de personajes que giran en torno a un universo que va más allá de lo que uno escribe. Leemos a estos autores como un pretexto para adentrarnos en sus ambientes y conocer las particularidades de lo que cuentan. Lo que caracteriza a la novela policíaca no es la sofisticación de las intrigas, sino los personajes y los ambientes que logran crear", explica el autor de "El caso de Alaska Sanders".
-¿Sigue siendo necesario que las víctimas casi siempre sigan siendo mujeres?
-Bueno, todos los días, a cada minuto, hay una mujer que es asesinada y eso ocurre porque es una mujer y porque es víctima de violencia. No es en absoluto anecdótico elegir mujeres como víctimas, Refleja tristemente la realidad, es así el mundo en el que vivimos. Lo importante en una novela es el eco que el texto tiene en los lectores. Si tuviera una actitud moralista, eso no suele funcionar, a la gente que moraliza nadie la escucha. Ahora bien, si uno mantiene un discurso que es más bien un llamado a la reflexión, que hace que el lector reflexione sobre cuestiones importantes, yo creo que ese eco es mucho más fuerte, esa es la gran fuerza de la literatura.
Dicker es enfático en relevar la importancia de la literatura en el mundo actual. "Suiza, que es donde vivo y a menudo se pone como ejemplo de modelo democrático, es un lugar donde podemos votar a un montón de cosas. Hacemos muchos referéndums, cada tres meses hay uno y todo el mundo vota sobre cinco, seis o siete temas. Votamos permanentemente, pero la gente vota cada vez menos y me plantea muchísimas cuestiones sobre un cierto rechazo a la democracia, un abandono de la democracia. La fuerza de la democracia no se mide en la estabilidad política de los que nos gobiernan, sino en el impulso que tienen los que van a votar, cuando la gente se compromete con lo que pasa en su sociedad, es ahí donde se mide la salud de la democracia", subraya el súper ventas.