Camila Infanta S.

El aumento del virus sincicial, que durante estas semanas ha representado al 48,3% del total de la circulación viral, tiene prácticamente colapsadas las urgencias pediátricas a nivel nacional. Si a eso le sumamos la presencia del covid-19 más otros virus estacionales el panorama termina siendo bastante crítico, lo que llevó a las autoridades a adelantar y alargar las vacaciones de invierno para proteger a ese segmento de la población.

Por ello, la jefa de la Unidad de Paciente Critico Pediátrico del Hospital Clínico Félix Bulnes, dra. Marta Zamora, explica cómo reaccionar ante la aparición de signos y saber cuándo hay que acudir a un recinto asistencial o a una consulta médica y cuándo se puede manejar en casa.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que inicialmente los síntomas pueden ser leves con presencia de mucosidad clara y transparente por la nariz, fiebre baja entre 38º y 39º grados, con un compromiso leve del estado general y una disminución ligera del apetito.

En estos casos, dice la especialista, se pueden ir controlando al interior del domicilio, sin necesidad de acudir de inmediato al recinto asistencial más cercano, porque no estamos frente a una urgencia vital.

En estos casos, las recomendaciones generales es lo que se suele hacer con resfríos: aumentar el consumo de líquidos, aseo nasal y control de la fiebre con medidas físicas como el desabrigo, la utilización de paños húmedos tibios sobre la cabeza y el cuerpo y el uso de antipiréticos como el Paracetamol.

Ahora, cuándo acudir a un centro asistencial? Aquí, la especialista entrega seis señales de alarma.

1 Notorio decaimiento: falta de ánimo que no mejora con el paso de las horas a pesar de haber disminuido el estado febril.

2Rechazo alimentario: un factor preocupante es cuando los menores presentan una disminución importante del apetito.

3 Fiebre persistente: cuando se mantiene una temperatura que supera los 38º grados por más de 72 horas seguidas.

4Tos: presente de forma persistente o en exceso con exceso de incomodidad para el niño(a).

5Dificultad para respirar: con hundimiento de costillas, aleteo (movimiento) nasal, aumento de la frecuencia respiratoria (respiración acelerada), ruidos al respirar tipo silbido, secreciones o quejido al respirar.

6Cianosis (color azulado): facial (en la cara) o perioral (alrededor de los labios).

La dra. Zamorano explica que ante cualquiera de estos signos se requiere atención médica a la brevedad y reitera que los lugares donde se podrá recibir más rápidamente son los Servicios de Atención Primaria de Urgencias (SAPU) que se encuentran adosados a los Centros de Salud Familiar y los Servicios de Alta Resolutividad (SAR) que también se ubican junto a los consultorios.

En estos recintos se evaluará si es necesario ser trasladado a un hospital de mayor complejidad. Lo mismo ocure con la salud privada, donde se aconseja la hora médica primero.

"Presencia de mucosidad clara y transparente por la nariz y fiebre baja son síntomas leves.

Dra. Marta Zamora, Hospital Félix Bulnes

Respirar aire contaminado podría hacer que las partículas tóxicas fueran transportadas desde los pulmones hasta el cerebro, a través del torrente sanguíneo, lo que podría contribuir a la aparición de trastornos cerebrales y daños neurológicos, dijo un estudio.

Los científicos descubrieron una posible vía directa utilizada por varias partículas finas a través de la circulación sanguínea, con indicios de que, una vez allí, estas permanecen más tiempo en el cerebro que en otros órganos metabólicos principales.

Los resultados de la investigación, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) y de diversas instituciones científicas de China, se publicaron en la revista PNAS.

Los científicos revelaron que habían encontrado diversas partículas finas en el fluido cerebroespinal humano tomado de pacientes que habían sufrido trastornos cerebrales, lo que puso de manifiesto un proceso que puede dar lugar a que las sustancias tóxicas en forma de partículas acaben en el cerebro.

Iseult Lynch, de la Universidad de Birmingham, señala que existen lagunas en el conocimiento sobre los efectos nocivos de las partículas finas en el sistema nervioso central. "Este trabajo arroja nueva luz sobre la relación entre la inhalación de partículas y su posterior desplazamiento".

Los datos sugieren que hasta ocho veces más partículas finas pueden llegar al cerebro viajando desde los pulmones, a través del torrente sanguíneo, que pasando directamente por la nariz.