Los dilemas de una profesora en el alba del voto femenino
La escritora chilena Andrea Amosson situa a la "La maestra Bernarda" como centro de su nueva novela histórica. La trama cruza el Barrio Yungay en los años 40, en pleno fervor electoral.
Por Amelia Carvallo A.
Andrea Amosson creció en el Norte Grande pues su padre trabajó, en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia. Hoy vive en Dallas, Texas, desde hace 10 años con su familia luego de pasar una temporada en la ex Yugoslavia y Costa Rica. En su nuevo hogar hay una librería que se llama "Los detectives salvajes" y en torno a ella, una rica vida literaria que nutre a la escritora y Magíster en Literatura.
Amosson cuenta que la primera idea que tuvo para su libro "La maestra Bernarda" fue escribir sobre la abogada Elena Caffarena, crucial en la lucha de las mujeres chilenas por obtener el voto. Pero en el camino se fue apoderando de su relato una voz que no pudo desoír:
"Llevaba unas 85 páginas cuando me di cuenta que la protagonista era Bernarda, una mujer que se opone al voto. Me gustaba su forma de hablar, su voz. Antes de ponerme a escribir dejo hablar a los personajes en mi cabeza, y a Bernarda la escuchaba con sus metáforas y comparaciones, con ese tono autoritario pero al mismo tiempo con cierta dulzura oculta", describe.
Así decidió desarrollar un personaje que no es la heroína, sino todo lo contrario. Para dar con la imagen de "profesora normalista" se inspiró en Gabriela Mistral.
"Ella es una figura súper poderosa. Las maestras normalistas tenían un código de conducta, era toda una vocación dedicarse a la educación de los niños de Chile: casi como pertenecer a una orden religiosa, tenía mística", describe Amosson.
Años 40
En su último viaje a Chile, en mayo de 2019, la autora recorrió los lugares donde habitan estos personajes: el ex Congreso Nacional, el Barrio Yungay y la Casa Central de la Universidad de Chile y la de la Católica. Otra parte crucial para detallar el contexto fue revisar el Urbatorium, Memoria Chilena y la web de Monumentos Nacionales.
"En esos archivos están las revistas publicadas en la época y dentro de ellas se ven fotografías de los lugares y lo que se escribe de ellos. Es como leer en desfase. También los avisos publicitarios dan cuenta de cómo era Chile en esa época", relata Andrea Amosson.
-¿Qué te sorprendió en tu proceso de investigación?
-Que hubo dos etapas: primero el voto municipal. Yo no sabía que había sido autorizado y que fue más polémico que el nacional. Había gente abucheando en la calle. Para la votación del 51 -parlamentarias y presidenciales- ya no fue tanto el alboroto callejero. La otra cosa que me sorprendió fue el Decreto Amunátegui´, que autorizaba a las mujeres a ir a la universidad. Sin ese decreto no habrían mujeres abogadas que pudieran redactar los proyectos de ley. Por ejemplo, la ley del voto para las mujeres no habría existido.
-¿Y qué dato nuevo averiguaste sobre Elena Caffarena?
-En las entrevistas que logré conseguir me impresionó su forma de hablar. No solo le preocupaba el voto, sino que además el patrimonio de la mujer en el matrimonio. Le preocupaba el cuidado de los niños, el tema de las pensiones alimenticias: no solo votar sino el bienestar de las mujeres en general.
-¿Cómo ves la renovada lucha del feminismo, tanto en Estados Unidos como en Chile?
-Cuando estuve en Santiago me fijé que en Plaza Ñuñoa las chicas jóvenes estaban vestidas con las ropas que querían y no había nadie diciéndoles cosas, piropéandolas. Cuando yo estaba creciendo en Santiago te decían cosas en la calle todavía. Eso ahora lo vi en Ñuñoa y dije 'qué bueno, acá hay un cambio'. A mí me asustaban y molestaban ese tipo de comentarios en la calle, pero encontré que las chicas chilenas jóvenes no estaban dispuestas a aceptarlo, esa misma energía disuadía a los que quisieran decirles algo.
-¿Por qué visibilizar esa violencia?
-Algunas jóvenes, lamentablemente, todavía no saben que están siendo abusadas porque ese es el único entorno que conocen. Una vez escuché una cita, en una película muy chiclosa, pero me pareció buena: "No es lo peor que te abusen, lo peor es no saber que te están abusando". En ese sentido considero que toda esta labor de 'Las Tesis', que dieron la vuelta al mundo, contribuye a ayudar a las que no saben. Acá en Estados Unidos creo que sacamos de la Casa Blanca a un presidente terriblemente misógino. En Estados Unidos todavía hay mucha diferencia en los sueldos y la pandemia sacó del mercado laboral a muchas mujeres que no se han podido reinsertar cuando las cosas empezaron a mejorar. La hora de asueto también es injusta, el hombre está siempre relajándose en la casa, mientras que la mujer es la que mantiene el orden doméstico.
-Ahora, ¿en qué estás?
El año pasado empecé una nueva novela, tengo a los personajes y al narrador dando vuelta en mi cabeza. Estoy en las primeras páginas, la trama ya está y espero terminarla en noviembre. Está situada en 1914 y tendrá protagonistas poderosas, hay solidaridad entre mujeres y creación de redes, será una novela histórica también.
"La maestra Bernarda"
"Andrea Amosson Ediciones B 376 páginas $15 mil