Editorial
Violencia que preocupa
El espantoso, repudiable y vergonzoso episodio vivido el fin de semana en México, durante el partido de fútbol entre el Querétaro y el Atlas, da cuenta que lamentablemente el fútbol sigue siendo un reservorio de violencia y delincuencia para algunos mal llamados hinchas.
Los antecedentes dan cuenta de que este duelo tenía historia, y de las negativas a nivel de aficionados. Y esa historia se convirtió en un doloroso presente. Ayer se supo que el local en este caso, el Querétaro, finalmente no fue desafiliado de la liga mexicana, como en un primer momento se especuló.
Eso sí, hubo castigos importantes para su estadio, una multa millonaria, la pérdida del partido, sus dirigentes y su hinchada también fueron sancionados. El Atlas también se vio afectado con el castigo a sus hinchas.
Lamentablemente, estas sanciones no logran borrar los efectos físicos y sicológicos que dejan en los verdaderos aficionados, episodios tan violentos como éste. Ni tampoco logran limpiar la imagen del fútbol que incluso, en nuestro país ha debido enfrentar situaciones difíciles.
Basta con recordar lo que ocurrió hace sólo un par de meses en el Estadio Ester Roa con el partido entre Colo Colo y la Universidad Católica, en donde "hinchas" se enfrentaron en las gradas y obligaron a detener el encuentro que definía la Supercopa.
O recientemente, lo que ocurrió fuera del estadio entre los supuestos hinchas de Deportes La Serena y Coquimbo Unido, que terminó en desmanes y agresiones en sectores aledaños al estadio La Portada de La Serena.
Y un caso más reciente: en la previa al Superclásico entre Colo Colo y la Universidad de Chile, carabineros halló elementos prohibidos, fuegos artificiales y bengalas, en los baños del Estadio Monumental.
Sin duda que la violencia en el fútbol necesita acciones que sea cada vez más rigurosas y efectivas. En México, lo ocurrido en con Querétaro le significó duras sanciones a dirigentes, lo que habla de la necesidad de establecer cabezas responsables en una actividad que no puede tolerar la delincuencia.
"Lo ocurrido en México vuelve a poner las alarmas sobre el comportamiento de mal llamados hinchas del fútbol".