Terapia ocupacional
Una de las tantas características inherentes a nuestra naturaleza humana es la capacidad de hacer. Y si realizamos el ejercicio de observar desde nuestra sabiduría popular, podemos apreciar que el hacer está presente desde que habitamos el vientre de nuestra madre. Aún sin tener contacto físico con el ambiente extrauterino, un bebe puede estar haciendo movimientos, escuchando o incluso haciendo actividades lúdicas al jugar con el cordón umbilical.
El hacer no es necesariamente mecánico, podemos estar haciendo mucho en el silencio del pensar, del observar, del imaginar y un sinfín de acciones más, que hacemos sin aparentemente estar haciendo algo. Es más, si profundizamos en la complejidad del concepto hacer, probablemente nos daremos cuenta de que sólo dejamos de hacer cuando dejamos de existir.
Desde la ciencia de la ocupación a la expresión del hacer, le llamamos tarea, al conjunto de tareas le llamamos actividades y a las actividades que nos generan sentido y propósito le llamamos ocupación.
Al igual que otros seres vivos, hacemos actividades de manera autónoma o en respuesta a necesidades biológicas o instintivas. Bebemos cuando tenemos sed, dormimos cuando tenemos sueño o nos alimentamos cuando tenemos hambre. Pero es evidente que como humanos nos diferenciamos de las otras especies por nuestra forma de relacionarnos de manera consciente con el ambiente, de generar vínculos sociales, de interpretar la realidad o de desarrollar tecnologías.
Las ocupaciones son formas universales de los haceres, es decir, hacer malabares es una actividad que, si bien puede ser una ocupación recreativa para alguien, para otra persona puede ser su trabajo. Y de este modo vamos relacionando el hacer con el ser.
Nuestra organización sociocultural ha predeterminado ocupaciones y haceres de manera normativa. Por ejemplo, desde una perspectiva de derecho es nuestro deber educarnos, desde una perspectiva moral es bueno aprender y desde una perspectiva ética es lo correcto para poder acceder y contribuir a los desafíos que se presentan en etapas futuras.
Pero más allá de lo normado y del riesgo a nuestra salud que puede generar hacer cosas de forma alienada. La Terapia Ocupacional es una invitación a explorar el arte de transformar el tiempo en un estado consciente de hacer actividades que aporten al desarrollo de nuestro ser como individuos únicos, promoviendo hábitos de autobservación y modificación de nuestro hacer en función al bienestar propio y del medio ambiente.
Felipe Gangas Mardones
Terapeuta Ocupacional
Docente de la Universidad Andrés Bello