Editorial
Agresividad en el tránsito
Especialmente tras el confinamiento, el regreso de los vehículos y los tacos a las calles han dado paso también al retorno de imprudencias, insultos, discusiones, peleas, hasta atropellos y accidentes. Son consecuencias que pueden venir de la mano de conductores agresivos. No es muy difícil constatar en Arica esta realidad que mencionamos en este espacio. No son pocos los conductores que guían por distintas arterias de la como si estuvieran en una pista de carreras, o en un circuito callejero de la Fórmula 1. Hablamos de mucho más que altas velocidades, maniobras arriesgadas o adelantamientos indebidos.
Se trata, tristemente, de una "actitud de vida" de estos conductores, que al parecer no conciben guiar un vehículo si no es con alta agresividad. Es fácil identificarlos: En los semáforos aceleran ruidosamente a la espera de la luz roja y casi tocan al vehículo que les antecede, como si de esa forma el semáforo cambiara a verde más rápido.
También suelen gesticular: mueven las manos pidiendo más rapidez, levantan los brazos, los sacan por la ventana y hacen gestos obscenos a quienes ellos consideran manejan "mal", o simplemente responden a bocinazos.
Con su actitud y accionar sólo dejan en evidencia que son conductores peligrosos y no pocos han recibido infracciones por parte de Carabineros, que los han sorprendido en flagrantes faltas a la ley. También -y ellos lo saben- se han "salvado" de varios accidentes de tránsito o simplemente los han sufrido, pero no de gravedad lo que los hace recaer.
Muchos, curiosamente, se consideran "expertos al volante". Para ellos, el resto no sabe guiar un vehículo. Y claro, muchos conducen máquinas que no pueden desarrollar "todo su potencial", con motores poderosos que pueden "humillar" a cualquier otro chofer. Pero son quienes muchas veces terminan siendo el punto de partida para accidentes en los que las víctimas más inocentes suelen ser peatones o hasta ciclistas.
Es en estos casos cuando se confirma la necesidad de entender que la licencia de conducir debe ser un privilegio. Hoy, siendo un derecho, sin duda es uno que debe ganarse.
"Las reacciones y conductas agresivas en el tránsito se han convertido en un escenario común y peligroso".