Godzilla y King Kong regresan al ring
Se estrena, en cines y HBO Max "Godzilla vs. Kong", el nuevo enfrentamiento entre dos de los monstruos más famosos de la cultura popular. Ya ha recaudado $459 millones de dólares en todo el mundo.
Por Andrés Nazarala R.
"Los monstruos nacen demasiado grandes, demasiado fuertes, demasiado pesados, esa es su tragedia". La frase pertenece al japonés Ishiro Honda -uno de los más célebres cultores de lo que se conoce como "tokusatsu" (películas con monstruos a gran escala y efectos especiales)- y refleja, de alguna manera, la extraña poesía que esconden esas viejas cintas de criaturas vistosas y maquetas de cartón piedra. Honda, amigo y colaborador de Akira Kurosawa, buscaba mostrar lo imposible a través de las herramientas del cine, se atrevía a empatizar con el dolor de las bestias en un mundo en que los seres humanos parecían hormigas insignificantes.
Su "King Kong vs Godzilla", estrenada en 1962, presenta una batalla épica entre dos criaturas mayúsculas dentro de la cultura popular. Oriente y occidente se retan brutalmente en el ring de la fantasía. La pelea final tiene lugar en el Monte Fuji y sigue funcionando como una noble muestra de artesanía cinematográfica, de tiempos en que los computadores aún no facilitaban los mundos artificiales del cine.
"Godzilla vs. Kong" -película que se estrena esta semana en HBO Max y en los cines que han podido reabrir- retoma esa batalla como parte de un universo antecedido por "Kong: La Isla Calavera" (2017) y "Godzilla: King of the Monsters" (2019). No es un remake, sino que un nuevo round de personajes rentables, sacado adelante con todos los privilegios presupuestarios y tecnológicos del blockbuster estadounidense contemporáneo. Lo que no es necesariamente algo malo. Si bien algunos extrañamos la ingeniosa artesanía de pioneros como Honda, el despliegue de efectos especiales responde a los excesos que el público pide de producciones como ésta. En este caso, la promesa está en el título: sabemos que las bestias deberán enfrentarse y justificar el precio de la entrada.
El problema del filme dirigido por el alguna vez independiente Adam Wingard ("A Horrible Way to Die") es el espacio desmedido que le da a personajes de carne y hueso que son funcionales al show. Es decir, solo están ahí para permitir la batalla anunciada en el título. Honda no ignoraba a los humanos, pero no permitía que arruinaran la épica de gran escala. Wingard, en cambio, entorpece la acción mediante un elenco que, por razones contractuales, debe cuidar. Convengamos que no es buena idea convocar a Alexander Skarsgard y a Millie Bobby Brown ("Stranger Things") en una película cuya atención reside en criaturas gigantes. Se podría decir que casi todo el largometraje es una diligencia para el final. No importa demasiado que un grupo de personas trate de devolver a King Kong a su hogar ni que el gorila establezca un vínculo con una joven huérfana (replicando su gusto por las mujeres, presente desde el "King Kong" de 1933); lo que pesa aquí es lo que Wingard y compañía potencian en el acto final: la espectacularidad de un enfrentamiento hecho para digerir en pantalla grande.
En esta nueva normalidad, cuando los estrenos llegan a las salas y al streaming al mismo tempo, películas como "Godzilla vs. Kong" favorecen el cine, es decir, la experiencia en salas ultra equipadas. Porque esto es pura diversión ruidosa, desechable e hiperbólica.
En resumen
La película está disponible en HBO Max desde esta semana.