Cómo identificar el cada vez más común Síndrome del Impostor
Según estudios, 7 de cada 10 personas en el mundo ha experimentado episodios de la afección asociada a una incapacidad de percibir el éxito propio y a una sensación de falsedad frente al resto. Especialistas explican su masividad.
Ignacio Silva
El ciclo empieza con un logro académico o laboral y sigue con inseguridades y cuestionamientos sobre las capacidades propias. Es el Síndrome del Impostor, un cuadro que gana popularidad desde que en 1978 fuera acuñado por Pauline Clance y Suzanne Imes, dos psicólogas clínicas, tras estudiar a mujeres exitosas que no se describían como tal y vivían constantemente con una sensación de falsedad.
"El Síndrome del Impostor es un dilema psicológico en donde las personas se vuelven incapaces de reconocer sus propios logros y su valor. Específicamente son personas que académicamente son inteligentes y resolutivos, pero tienen un problema en no creer en su valía", explica Pamela Salvatierra (@psicologa.pamelasalvatierra), psicóloga del Centro Integral Amanece.
Según la especialista, el cuadro puede tener sus orígenes en problemas en el autoestima de la persona, o específicamente en un desajuste en su autoconcepto. "Ese un componente cognitivo y se refiere a cuán capaz me siento de realizar algo. Algo que suele ser concreto. Autoconcepto es algo desde la lógica, del pensamiento y cognición", agrega.
Los orígenes en parte explicarían la masividad de la afección: según estudios realizados principalmente en Europa, entre un 70% y un 80% de la población mundial ha sufrido alguna vez de Síndrome del Impostor.
"Es extendido porque lo que más sufren las personas es cuestionarse sus procesos cognitivos y psicológicos en general. Muchas veces eso pasa porque sufrieron invalidación emocional de parte de sus figuras parentales, apegos poco sanos", plantea Salvatierra.
"La explicación de la magnitud de este fenómeno es que inevitablemente nos sentimos así a lo menos en un periodo de nuestras vidas, hasta que alcanzamos nuestro propio empoderamiento y madurez profesional", agrega desde su vereda Carmen Luz Morales, gerenta general de la empresa experta en empleabilidad y liderazgo People & Partners. "En Chile se ve con frecuencia de forma transversal, independiente del cargo o jerarquía laboral, porque somos una sociedad que premia mucho el éxito y castiga bastante el fracaso".
Ansiedad patológica
Es normal sentir ansiedad ante un nuevo desafío u objetivo. Así lo plantea Pamela Salvatierra, y advierte que "el problema es cuando esa ansiedad es patológica e inmovilizadora".
"Podríamos establecer que se trata de Síndrome del Impostor cuando los síntomas de sentirme incapacitado de realizar algo persisten por más de un mes. Aún cuando objetivamente otro podría dar fe que esa persona puede realizar cosas", advierte la psicóloga. "La persona con ese síndrome se siente un fraude, sufre de ansiedad, baja autoestimación, incertidumbre y frustración emocional, y pueden llegar a experimentar baja tolerancia a la frustración".
Carmen Luz Morales, por su parte, hace hincapié en los factores a los que las personas suelen atribuir sus progresos. "Este síndrome es una sensación de que específicamente nuestra valoración profesional está muy por debajo de lo que el resto ve y eso hace que yo sienta que mi consecución de objetivos y mis alcances no están dados por mis méritos o mis esfuerzos o todo lo que hice para poder lograr algo con mis propias competencias, sino más bien se los atribuyo a factores como suerte o estar en el momento oportuno", dice la especialista en empleabilidad.
Salvatierra comenta que si se está frente al Síndrome del Impostor una buena forma de tratarlo es desde la psicología cognitivo conductual. "Es decir, hacer ejercicios cognitivos, como rellenar cuestionarios o hacer columnas de hechos concretos versus los pensamientos y emociones que van surgiendo. Ahí te das cuenta que en hechos concretos sí has sido una persona que ha logrado desafiarse, estudiar, obtener trabajos nuevos", explica. "Cuando analizas lo que piensas y sientes, llegas a las creencias irracionales y sesgadas que te llevan a dudar de ti. Cuando la persona que sufre este síndrome logra encontrar un sentido a lo que siente y piensa, se da cuenta que es el síntoma displacentero el que lo sesga".
¿Pero el síndrome se puede evitar? Para la psicóloga, sí. "Puedes evitarlo haciendo ejercicios cognitivos y de autoestima y analizando lo que concretamente sí has logrado", comenta.
Morales tiene una visión complementaria. "Más que una forma de evitar este síndrome, es importante entender que se presenta cuando desconocemos o no somos conscientes de todas las metas que nos hemos propuesto y que hemos logrado", plantea. "Tanto los esfuerzos, las instancias de superación, los desarrollos personales, las mejoras y los logros son parte de quien soy en mi activo como profesional. Cuando yo soy consciente de quién soy profesionalmente, cuáles son mis conocimientos y habilidades puedo alcanzar una madurez profesional y una percepción de mi propio trabajo y de mi propia calidad profesional, que me va a permitir despejar dudas".