Un hombre cuenta chistes desde su dormitorio
"Bo Burnham: Inside", es una rareza de la pandemia que pagó Netflix y que desafía las casillas. Es el show de un tipo que se ríe frente a la pantalla de este mundo de encierro y vida virtual.
Por Andrés Nazarala R.
Cuando los cines aún no abren y el streaming ha ganado la batalla, nos hacemos muchas preguntas sobre el futuro del audiovisual. Más allá de nuestra nostalgia por la experiencia presencial, surgen aristas que amenazan nuestros prejuicios. La dicotomía entre la majestuosidad del cine consumido en penumbras versus la liviandad de ver películas y series desde nuestras pantallas domésticas arroja un revés insospechado. Y es que las plataformas han privilegiado la producción y difusión de producciones menores que no tendrían cabida ni en salas ni en la televisión convencional, donde las decisiones responden a estudios de mercado y focus groups.
En otras palabras, antes de la consolidación pandémica de las pequeñas pantallas no hubiese existido "Bo Burnham: Inside", show de un solo hombre que, si tuviésemos que catalogarlo, estaría a medio camino entre un espectáculo musical y un especial de comedia. Él mismo, un estadounidense de 30 años de edad oriundo de Massachusetts, cimentó ese arte a través de las redes cuando en el año 2006 subió a YouTube dos canciones paródicas pensadas para hacer reír a su familia. Rápidamente se viralizaron y, como suele ocurrir en el extraño mundo de las redes sociales, Bo Burnham se convirtió en una estrella de Internet. De su casa saltó a los clubes de comedia y luego a Netflix, primero con el especial "Be Happy" (2016) y ahora con "Bo Burnham: Inside".
En un dormitorio en el que no hay más que instrumentos y cables, en medio de la delgada línea que separa el soliloquio de la actuación en línea, Burnham ofrece canciones pop pegajosas sobre asuntos como la pandemia, el capitalismo, la supremacía blanca, el sexting o la religión. Una de ellas está dedicada al magnate Jeff Bezos. Otras reflejan cierta tendencia a la autoflagelación humorística. Todas abordan aristas de estos tiempos raros y delirantes. Si "Bo Burnham: Inside" provoca pocas risas es porque la sensación de un fin lo tiñe por completo.
Tiene un talento nato para componer hits potenciales y también para lograr que un tipo solo en una pieza sea visualmente atractivo. El vestuario, la iluminación, el juego constante con los planos y los ángulos evitan la monotonía pero no la claustrofobia. Esta performance solitaria indaga en cómo se puede ser humorista en un mundo que ha perdido escenarios y espectadores. El distanciamiento social llegó para quedarse. El show ya no tiene el calor de los aplausos. El ocio se convirtió en espectáculo. La desnudez emocional tiene como único testigo el ojo de una cámara.
Más que un entretenimiento redondo, "Bo Burnham: Inside" es un experimento social que podría inaugurar un nuevo género: la "bedroom comedy" o, digamos, la performance en pijama. Una vieja utopía del cine más independiente -eso de hacer una película solo- que se vuelve real bajo el alero de una empresa millonaria. Son tiempos raros, de cambios de paradigmas y formas de producir. Son días desolados de virtualidades y soledades conectadas. "Bo Burnham: Inside" asimila esta nueva realidad desde la práctica y la parodia. A pesar de todo, aún podemos reír.
En resumen
"Bo Burnham: Inside" es un especial de comedia, de 1 hora 27 minutos de duración. Se estrenó en Netflix.