Gimnasios sufren desde que empezó la actual pandemia
Dueños de recintos indicaron que no hay opciones para mantener el rubro, provocando cierres permanentes.
A diferencia de otros rubros que han podido solventar de alguna forma la pérdida en pandemia, los gimnasios establecidos como recintos de entrenamiento masivo vieron como poco a poco se les han acabado los recursos y la creatividad para reinventarse y sostener de alguna forma su negocio, lo que en algunos casos significó el cierre definitivo.
Ejemplos
Un ejemplo es el caso del gimnasio Spartakus, donde Francisco Pinto, dueño del local, contó que "se fueron acumulando los meses de arriendo y gastos, por lo que fue difícil mantenerse sin clientes, por lo tanto nos reinventamos y pusimos una empresa de implementos, artículos y asesoramiento deportivo, tenemos dos locales: Arica y Antofagasta para enviar a todo Chile. La situación de los gimnasios es insostenible, porque dieron el pase de abrir en Fase 2 y después se tuvo que cerrar porque el aforo permitido era muy bajo, los centros deportivos masivos es muy difícil mantenerlos con todo lo que significan los aforos, Spartakus cerró en marzo del 2020 y no volvió a abrir nunca más, no se prestó ningún tipo de ayuda", señala Pinto.
Ayudas
El también atleta, afirma que "una de las ayudas que generó el gobierno era un crédito que no pagabas durante 6 meses, pero en 6 meses los gimnasios seguían cerrados. Si te das cuenta, los instructores no necesitaron ser parte de un gimnasio para hacer sus clases online, ellos ganan más haciendo sus clases con su público establecido, el valor agregado era el recinto que ya no puedes ofrecer", indicó.
Sin opciones
Para Juan Salazar, propietario del gimnasio Xtreme Zone, la situación los ató de manos.
"Nos hemos reunido de forma virtual a conversar para arreglar esta situación y llegamos a la conclusión de que estamos atados de manos, somos un rubro que nos ha castigado mucho. Pedimos que nos dejen trabajar, podemos aplicar protocolos, de hecho si metes cinco personas por hora en un recinto de 200 metros cuadrados nos basta para pagar los gastos básicos, pero los apoyos que tenemos para subsistir es en base a ahorros", manifiesta.
Salazar revela que "tuvimos que vender todo y volvimos a comprar para remodelar, trabajando en otras cosas como Uber. Si metemos a una sola persona para que entrene por hora, por el solo hecho de pagar una patente, pasamos a ser los mayores delincuentes; hay opciones, pero el gobierno se puso tozudo porque dicen que los gimnasios son un centro de contaminación", comentó el administrador del gimnasio que por ahora se mantiene cerrado.
"Se fueron acumulando los meses de arriendo y gastos por lo que fue difícil mantenerse".
Francisco Pinto