Editorial
Confiar en los científicos
Hay quienes aseguran que las vacunas causan autismo, otros que dicen que es un método de control gubernamental y quienes afirman que las curas de todos los males están en remedios caseros que las farmacéuticas nos niegan. Generalmente basan sus afirmaciones en argumentos disfrazados de ciencia.
Por eso, tratar de convencer sobre los beneficios que ha significado para la humanidad el avance de la medicina, puede ser bastante difícil. Es que al revés de los científicos, que trabajan en corroborar o descartar una hipótesis a través de un método y por lo mismo ponen a prueba sus descubrimientos entre sus pares, el seudocientífico solo busca los argumentos que podrían ayudar a cimentar su teoría y desechan aquellos que la contradicen.
Es así como muchos divulgan peligrosos métodos sin ningún tipo de corroboración y solo se basan en la especulación: por ejemplo, al principio de la pandemia se promocionó la ingesta de dióxido de cloro para prevenir el covid-19, lo cual puede causar serios daños a la salud, o lo que sucedido en Calama, más grave todavía, pues veterinarios vacunaron a personas con dosis para perros.
La ciencia, por su parte, tiende a ser más lenta y autocrítica. Necesita estar segura de sus afirmaciones, por lo que se pone a prueba. Observa, experimenta, mide. Y sus resultados deben ser avalados por cientos de testeos y la revisión de la comunidad científica. Gracias a ella hoy estamos en pleno proceso de vacunación y gracias a su honestidad, los mismos creadores de las actuales vacunas contra el coronavirus nos advierten que estas no evitan los contagios en un 100%.
La lección es que si el método que se promociona se hace sin respaldo de autoridades sanitarias, es muy probable que se trate de una farsa.
Es importante promover un pensamiento crítico y si bien la ciencia aún no puede ser la respuesta a todo, es la base de la evolución que ha tenido el ser humano a lo largo de la historia, lo que ha permitido derrotar cientos de enfermedades que amenazaron con exterminar a la humanidad.
"La lección es que si el método que se promociona se hace sin respaldo de autoridades sanitarias, es muy probable que se trate de una farsa".