Postales en línea del horror cordillerano
Tras un exitoso paso por el mundo, se estrena en Chile "Muere, monstruo, muere", película dirigida por el argentino Alejandro Fadel, y coproducida por la chilena Dominga Sotomayor.
Por Andrés Nazarala R.
El argentino Alejandro Fadel dirigió uno de los fragmentos de esa película iniciática que fue "El amor, Primera parte" (2005), coescribió tres largometrajes para Pablo Trapero ("Leonera", "Carancho" y "Elefante blanco"), ha colaborado con otros cineastas (entre ellos, el chileno Felipe Ríos en su ópera prima "El hombre del futuro") y cuenta con un largometraje que se llevó un premio en Cannes: "Los salvajes" (2012).
"Muere, monstruo, muere" (2018), proyectada también en la sección Un Certain Regard del certamen francés y coproducida por Dominga Sotomayor ("Tarde para morir joven"), se estrena ahora online. Ya está disponible en las plataformas virtuales de Red de Salas (redsalas.cl), la Cineteca Nacional Online (cclm.cl/cineteca-nacional-de-chile/) y Matucana 100 (m100.cl).
Quienes queden satisfechos con la experiencia, pueden combinarla con el visionado de "El elemento enigmático", la más reciente exploración cinematográfica de Fadel, disponible de forma gratuita en la flamante página argentina Kabinett (wearekabinett.com).
Lo primero que hay que saber de "Muere, monstruo, muere" es que es una exploración en el género de lo fantástico. El cuerpo decapitado de una mujer en el contexto del paisaje mendocino nos acerca de golpe a una postal de horror cordillerano que continuará como si fuese una de esas series policiales nórdicas marcadas por la atmósfera gélida. Cruz, un oficial de policía que tiene una voz ronca y singular que potencia la excentricidad de la puesta en escena, se hará cargo de la investigación. Su misión es cazar al asesino misterioso que se encuentra decapitando mujeres en una geografía en que la presencia de las montañas es imponente.
Fadel apuesta por las atmósferas, las postales epifánicas y la violencia estilizada mientras perfila la idea de un monstruo a través de uno de los principales sospechosos del asesinato, quien yace en un psiquiátrico, atormentado por todo lo que ha tenido que presenciar. Esas visiones le permiten al cineasta convertir la amenaza fantástica en una suerte de bestia mitológica y abstracta, como las de Lovecraft, que aterra a la población y somete a sus fieles. Fadel lleva el horror a otros planos de lectura. "La criatura es un monstruo ambiguo, un cuerpo extraño, imposible de clasificar o normalizar", ha dicho. "Como las sexualidades hoy en día, debatiéndose, poniendo en duda, con la potencia del presente, eso que nuestra cultura se empeña en mantener de manera binaria, unívoca".
El director muestra lo que los fanáticos del género quieren ver (si es que va por ahí la duda) pero su énfasis está puesto en las cavilaciones filosóficas sobre el mal, en los diálogos reflexivos y en el misterio de las imágenes, probablemente el gran fuerte de una película visualmente intrigante.
"Muere, monstruo, muere" es un ejercicio autoral que no da concesiones; una de esas películas que pueden dividir aguas pero, más allá de todo, muestra nuevas operaciones dentro de un género incombustible.