Destacan a ganadera y artesana aymara orgullosa de sus raíces
Rosa Jiménez representa el espíritu que mantiene viva la vida rural y la fortalece día a día.
Redacción - La Estrella
Año a año el Instituto de Desarrollo Agropecuario; INDAP, celebra en julio el Día del Campesino. pero este año no se pudo llevar a cabo este encuentro en el cual se recuerda la promulgación de la Ley de Reforma Agraria y de Sindicalización Campesina durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva.
Esto no es motivo para no destacarlos como el caso de Rosa Jiménez Mamani, mujer orgullosa de sus raíces aymara, de su tierra, sus costumbres y de trabajar como ganadera y artesana.
Es participante del Mercado Campesino de INDAP, del Programa de Desarrollo Territorial Indígena y está dentro de un grupo de artesanos que están partiendo una alianza productiva con Artesanías Chile (con financiamiento de INDAP y los propios usuarios).
Además, se le autorizó el uso de sello Manos Campesinas durante el presente año.
Esta ganadera y artesana nació y se crió en Guallatire y su familia se dedicó a la crianza de animales desde siempre.
A los 13 años se fue a Arica a estudiar, pero no pudo terminar el proceso porque siendo la hermana mayor tuvo que volver a trabajar y así ayudar a su familia, por lo que nunca se desvinculó del territorio.
"Desde que nací tengo mi crianza, recuerdo andar con las ovejas, sacar leche, hacer quesos y criar gallinas y chanchos. A esa misma edad comencé a hilar y llevaba en la espalda mi aguayo y donde podía hilaba un poco. Mi mamá me preguntaba para qué tanto material, si pensaba que lo iba a hilar todo y yo le respondía que sí y llegaba solo con un poquito de lana hilada".
Al casarse se alejó de la artesanía para dedicarse a la crianza de sus hijos que actualmente viven en Santiago y a quienes les heredó todas las tradiciones artesanas y "están orgullosos de ser aymara".
Actualmente Rosa vive entre Arica y Guallatire, pero le dedica más tiempo al cuidado de sus animales en el Altiplano y sus animales, "ahora que mis hijos están criados y que soy viuda.
Cuando quedé sola, hace 16 años, la artesanía fue una oportunidad de sustentarme, porque tenía tanto la materia prima como el conocimiento y aunque esos ingresos no lo fueron todo, sí me ayudaron a mantenerme y me siento orgullosa ".
13 años tenía Rosa Jiménezncuando se fue a estudiar a Arica desde Guallatire, pero después volvió a su tierra.