comentarios
Buena iniciativa
La presentación del último IPOM del Banco Central (BC), fue chocante pues las nuevas proyecciones económicas son mucho más pesimistas que en el trimestre anterior y fueron dichas sin anestesia. Una lectura cuidadosa, sin embargo, muestra que las proyecciones están basadas en supuestos inciertos, pues la base de ellas es la evolución de la pandemia. Biólogos y médicos debieran informar, pero parecen igual de extraviados.
El BC observa así que los escenarios posibles son muy variados y que podrían complicarse y/o extenderse hasta el año 2022. También admite que ha agotado las herramientas disponibles para estabilizar la economía. Con tasa de interés real negativa e inflación bajo el rango meta, no le queda mucho más que "ayudarnos a sentir".
El Presidente del BC instó al gobierno y al congreso a aprobar normas que permitan la adquisición de Pagarés de Tesorería, lo que, junto a los préstamos directos al Estado, está prohibido para el BC.
Esas prohibiciones son para evitar el financiamiento inflacionario del gasto público y se originan en la experiencia en las crisis inflacionarias del siglo pasado. Pero en las últimas recesiones se ha visto que los instrumentos monetarios resultan insuficientes. La experiencia del BC europeo es elocuente pues no pudo ayudar a los gobiernos directamente sino a través del financiamiento de la banca comercial durante la crisis "sub-prime". El resultado fue que la banca recibió mucho dinero gratis y una parte de él lo prestó (a tasas altas), pero la mayor parte quedó guardado sin efectos sobre la economía. Muy parecido a lo que está ocurriendo ahora en Chile.
Con ello se demostró la importancia de los canales de transmisión de la política monetaria: No es lo mismo entregar liquidez a la banca que al Estado, que efectivamente usará el dinero con efectos sobre la actividad económica.
Hay otros efectos positivos de esta "relajación monetaria", como el efecto sobre el tipo de cambio y las cuentas externas. También hay riesgos (aumento muy brusco del gasto, ruptura de expectativas inflacionarias y otras). Pero es claro que aún tenemos algunas autoridades lúcidas.
"No es lo mismo entregar liquidez a la banca que el Estado..".
Fernando Cabrales, Economista