Hasta no hace mucho tiempo, el año 2020 asomaba como un año bisagra para nuestra historia. El famoso 20 20 se hizo una suerte de símbolo, de marca, de meta o incluso de inicio para las más diversas iniciativas y emprendimientos, una fecha que marcaría el momento de evaluar el cumplimiento de desafíos.

En materia de educación, por ejemplo, se esperaba que desde movilizaciones como la "revolución pingüina" a estas alturas subir allá recogido una experiencia que cambiara diametralmente lo que se había hecho durante décadas. En términos energéticos, también se dispuso en su momento de este año como un tiempo límite para establecer nuevos retos para la matriz energética, que permitiría incluso ya ir erradicando de manera definitiva aquellas fuentes generadoras más contaminantes y que han sido identificadas, discutidas y rechazadas por parte importante de la comunidad.

En términos económicos también se auguraba que hacia el año 2020 chile ya estuviera en un pie muy distinto, y que más allá de las caricaturas del "Jaguar de Latinoamérica" y otras similares, Chile hubiera alcanzado una madurez en términos económicos que le permitiría hacerse cargo de problemas de fondo, principalmente la desigualdad.

Y así, en una serie de aspectos del quehacer nacional, este año era una bisagra. Sin embargo esta bisagra se encontró con escenarios distintos e insospechados. Primero, la crisis social que rompió en octubre del año pasado, que si bien era algo que claramente podía esperarse, también fue un hecho para lo cual ningún sector se preparó a la altura de las circunstancias.

Y luego, en medio de la misma crisis, nuestro país a la par con todo el mundo, debe hacer frente a la pandemia más devastadora de las últimas décadas, devastadora en términos sanitarios, económicos y eventualmente sociales.

Pareciera que el tiempo pasa muy rápido, si de tratar de arreglar la suerte de la humanidad se trata. O peor aún, en el fondo, queda la gran interrogante respecto a cómo mostrar capacidad para conseguir los objetivos que se plantean en favor de las personas e incluso, en favor de nuestro mismo planeta.

Visiblemente molesto se vio ayer al Jefe de la Defensa Nacional en la región, debido a la porfía de miles de ariqueños que sencillamente no han asumido la importancia del aislamiento domiciliario.

Cada vez menos...

Puede que ya haya notado el escaso paso de aviones que despegan desde Chacalluta. El otrora habitual ruido de los vuelos sólo retorna muy de vez en cuando, lo que muestra el cese de la mayoría de las operaciones.

Retomar el hábito de la lectura

Una de las actividades más positivas que podemos realizar durante esta cuarentena es poder disfrutar de un buen libro, ya sea online o físico. Retomar este hábito que se ha perdido por estos días puede ser muy beneficioso para la salud mental.

Con el flagelo del corona virus , son varios sectores económicos que detendrán su producción. El impacto más pronunciado lo sentirán sectores vinculados a los servicios como el comercio, transporte, hotelería, restaurantes, actividades recreativas y profesionales, que en conjunto emplean a más de dos millones de personas en el país.

En Arica y Parinacota existen más de 13 mil medianas, pequeñas y microempresas que generan trabajo para más de la mitad de la fuerza de trabajo, por lo que es imprescindible tomar medidas regionales, adicionales a las que genera el gobierno central.

Por ello, además del uso del 5 % de emergencia del FNDR, debemos hacer, como región, un esfuerzo adicional postergando para 2021 aquellos proyectos no estratégicos que se ejecutan en 2020 y disponer de esos recursos para generar iniciativas de inversión a través de los subtítulos 31 del Fondo Nacional de Desarrollo Regional. Este mecanismo amplía las oportunidades de financiar acciones proempleo, a la micro, pequeñas y medianas empresas.

Se podría proveer de recursos a los programas normales de Fosis, Sercotec y Corfo que financian a empresas de menor tamaño, o generar una nueva línea de apoyo, que, además, podría ser parte de una asociación con la banca y así suministrar liquides a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Con recursos frescos usando esta modalidad, se podría apoyar a la farmacia municipal con los insumos y medicamentos necesarios para enfrentar el Covid-19, y adquirir, para el mejor funcionamiento del sistema municipal de salud, ambulancias, clínicas móviles, contenedores de residuos sólidos y, en general, cualquier equipamiento urbano necesario para enfrentar la pandemia.

"El impacto más pronunciado lo sentirán sectores vinculados a los servicios como el comercio, transporte, hotelería, restaurantes, actividades recreativas y profesionales".

José Miguel Insulza, Senador por la región de, Arica y Parinacota