La Fiscalía Nacional Económica publicó un notable documento que no sólo describe el mercado de los medicamentos, sino que también ofrece propuestas.
La primera, incorporada en la tramitación de la ley de Fármacos II en el Parlamento, obliga a los médicos a recetar por Denominación Común Internacional (DCI), primer paso esencial para bajar los precios con idéntica garantía terapéutica de los genéricos bioequivalentes.
Proponen, además, crear una plataforma única nacional para las prescripciones, que contenga la obligación de recetar por DCI y accesible online en farmacias.
Adicionalmente, se entregan medidas para agilizar el procedimiento de registro y demostración de equivalencia terapéutica en el ISP, incluyendo la conveniencia de aceptar la certificación de agencias internacionales confiables. Elevan también las exigencias de certificación de genéricos bioequivalentes, materia donde los laboratorios han actuado lento.
Si pretendemos obtener los beneficios esperados, este proceso requerirá un importante esfuerzo comunicacional hacia la ciudadanía y a los médicos, que aparecen influidos por información sesgada. No dudamos que el cuerpo médico comprenderá la importancia de su contribución.
Otra propuesta es la que potencia el rol de CENABAST como gran comprador nacional e internacional, ampliando su capacidad de negociación para sector público y privado.
Asimismo, valiosa es la idea de regular la dispensación y la forma de cobro de las farmacias por tal servicio profesional, que las obligaría a ofrecer siempre el genérico bioequivalente y establecer transparencia en el mercado.
Oclocracia
El historiador griego Polibio, en el siglo II a.C., definió la Oclocracia como la degeneración de la democracia y el "gobierno de la muchedumbre", donde una masa violenta y desorganizada es quien finalmente gobierna. Según Polibio, el paso siguiente de la Oclocracia es volver a la Monarquía (u otro gobierno de una persona), pues la sociedad no resiste vivir en el caos por mucho tiempo.
Cabe preguntarse, ¿habremos llegado ya a la Oclocracia o todavía podemos salvaguardar nuestra preciada democracia? Si Polibio estaba en lo correcto y nuestra clase política sigue tomando sus decisiones en función de la violencia de las masas, la respuesta pareciera estar en la primera opción.
Manuel José Irarrázaval y José Manuel Cousiño, U. San Sebastián
Trinidad Valdés E.
Historiadora