Meteorito se suma a los mitos y leyendas chilotas contemporáneas
Extraño objeto caído del cielo despertó el interés de expertos, curiosos y supersticiosos luego que mucho dicen que vieron descender una bola de fuego desde el espacio.
Los sucesos de la noche del pasado miércoles 25 de septiembre se han convertido en otro más de los misterios de Chiloé, luego que una extraña luz fuera vista en gran parte del sur de Chile y algunas localidades trasandinas, viajando de norte a sur por el cielo para caer, aparentemente, en la comuna de Dalcahue, dejando a sus habitantes con un "¡Jueee!" (exclamación de asombro arraigada entre los chilotes) que recorrió toda la Isla.
"Yo venía cruzando el canal de Chacao cuando levanté la vista hacia el cielo de la Isla y vi en él una estrella fugaz que bajaba de norte a sur, y que de repente se perdió tras los cerros", señala Cristian Opazo, vecino de Castro, todavía intrigado con su avistamiento.
El avistamiento convulsionó las redes sociales de inmediato, compartiéndose fotografías, videos y relatos de lo que hasta ahora es un objeto no identificado venido desde el espacio exterior, que habría entrado a la atmósfera a la altura de Temuco.
A diferencia de otros sucesos de este tipo en el mundo, esta vez el fenómeno fue reportado por algunas instituciones, entre ellas Carabineros y Bomberos de Dalcahue, quienes concurrieron al llamado de un incendio de matorrales.
El sector sindicado para la emergencia era Pulutauco, en el pasaje Las Piedras, a escasas cuadras del centro de la ciudad. Los reportes hablaban de una "bola de fuego" que habría caído en una pampa del lugar causando a lo menos 7 focos de incendio en algunos arbustos de espinillo.
El segundo comandante de Bomberos de Dalcahue, Juan Becerra, avanzó a cargo de los voluntarios que concurrieron a la emergencia. "Fuimos despachados por la quema de pastizales y llegamos al lugar y había diferentes focos, pero no sabíamos nada", relató de la concurrencia, a eso de las 21.00 horas.
Hasta ahí todo era normal, sin embargo, el oficial prosiguió su reporte informando: "Nos llamó la atención porque el olor era diferente a la quema de espinillos. Era similar al olor de piedra quemada, como azufre".
En ese momento ya los curiosos comenzaban a arribar hasta el sitio del suceso, movidos algunos por los carros bomberiles y otros relatando que habían visto caer algo desde el cielo, que describían como una esfera incandescente.
"Hasta ese momento no habíamos visto las redes sociales y después nos informamos que hubo avistamiento. El lugar es muy amplio, con muchos espinillos, y solamente se quemaron como 6 o 7 de estos matorrales, lo que fue para nosotros, en el momento, muy extraño", proseguía Becerra.
Testigo
Bernardita Ojeda, vecina cuya vivienda está a pocos metros del lugar, relató que "vinieron los bomberos, pero cuando llegaron estaba esto ya totalmente apagado y antes los vecinos dicen que vieron caer algo", agregó la dueña de casa, reflexionando que "ardió por unos 10 o 15 minutos y no siguió, porque pudo arder más, ya que este espinillal es grande".
"Los vecinos estábamos todos muy asustados porque en las redes sociales salían muchas cosas, que era un meteorito, que en Puerto Montt, Valdivia, Quemchi lo vieron", sostenía la lugareña.
La noticia prendía como el espinillo seco y los medios de comunicación antecedieron a expertos de la materia y autoridades políticas que no querían perderse cámaras y entrevistas.
Al comienzo el lugar estuvo expuesto a cuanto curioso dio con él, sin embargo, con el correr de las horas, el acontecimiento quedó en manos de la Onemi, desde donde se dio orden de acordonar el sitio y, quienes buscaban extraterrestres, los únicos seres de color verde que pudieron distinguir desde lejos fueron los del personal de Carabineros que custodiaba un perímetro de unos 15 metros cubierto de pasto y arbustos chamuscados.
La misma segunda jornada desde el avistamiento, un temblor de magnitud 6.6 sacudía gran parte del sur de Chile y en tierra chilota el fenómeno de inmediato se relacionó con el meteorito y los lugareños vieron una señal más de algo maligno que rondaba el ambiente.
"Es el fin del mundo", ya se apresuraban a decir algunos, sobre todo porque corría la voz que el 3 de octubre un asteroide (el 2008 FT3) de gran tamaño y considerado por la NASA como un cuerpo 'potencialmente peligroso' pasaría muy cerca de la Tierra. Dicho cuerpo se calcula que tendría grandes cantidades de oro, con un avalúo aproximado de unos $700 quintillones de dólares.
Cazameteoritos
Uno de los expertos no oficiales que puso la mirada en Dalcahue, fue el denominado cazador de meteoritos, singular personaje chileno que recorre el mundo en busca de rocas caídas desde el espacio y que, al momento del avistamiento y presunto aterrizaje del objeto desconocido, estaba participando en un encuentro de astronomía en Temuco, desde donde tomó el primer bus hacia Chiloé.
El cazameteoritos Jorge Monsalve arribó la tarde de viernes a Dalcahue, antes, el personal más especializado fueron los voluntarios de Bomberos y un funcionario de Conaf que verificó si se trataba de un incendio forestal.
Cargado solo con una mochila conteniendo algunas muestras de meteoritos de distintas partes del planeta, Monsalve se las ingenió para ingresar y revisar el perímetro, causándole extrañeza lo localizado de los focos de incendio.
Según la fuente, "los ojos de los cazameteoritos de todo el mundo están puestos en mí en estos momentos y si, en algún momento, llego a publicar que encontré algo, mañana tendremos aquí una invasión de buscadores de distintas nacionalidades tratando de encontrar restos del objeto caído", debido a que estos objetos a veces son muy valiosos.
El aventurero no encontró nada que pareciera un meteorito o basura espacial venidos desde el cosmos. De todas formas, reflexiona: "Un meteorito nos trajo y un meteorito nos llevará", recordando teorías de la aparición de la vida en nuestro planeta y que no siempre estas rocas del espacio son predecibles o detectables.
Desde el mundo académico, el astrónomo y profesor José Maza, premio nacional de ciencias exactas, recalcaba que lo más importante era "acordonar el perímetro", agregando: "Este objeto se pudo haber fragmentado a bien baja altura, bien cerca del suelo", por las características del terreno quemado.
Sernageomin
Al tercer día, resucita la esperanza de un análisis en terreno más científico y un equipo de expertos del Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomín y la Universidad Austral de Chile, rastrean milimétricamente el perímetro, toman muestras, hacen mediciones y anuncian que en laboratorio descifrarán la veracidad del relato de lugareños sobre bolas de fuego, que ya algunos con mirada más tradicional atribuían a los brujos chilotes volando bajo el crepúsculo.
Lo más llamativo dentro del perímetro era un nido de pájaros carbonizado que algunos medios locales y nacionales mostraron dentro de sus publicaciones y despachos que, a vista del auditorio, tenía similitud con una esfera quemada, relacionándola de inmediato con un mal presagio caído desde el cielo. "Es raro que haya quedado intacto el nido, como si no se pudiera quemar por completo", comentaba uno de los testigos del curioso hallazgo.
El informe preliminar entregado por los expertos del Sernageomin, indica escuetamente que "una vez en la zona de Dalcahue, los geólogos se dirigieron al lugar examinando el área del supuesto impacto. Trabajaron en siete puntos correspondientes a matorrales quemados, donde no encontraron restos, vestigios ni evidencias de caída de algún meteorito".
De todas formas, falta el informe final y lo dicho por los expertos no es concluyente, abriendo más aún el misterio, ya que lugareños aseguran que vieron descender algo del cielo en el sector, por lo tanto, lo que cabe ahora preguntar es: ¿dónde cayó la bola de fuego?, ¿qué es en realidad el extraño objeto incandescente que quienes lo vieron dicen cayó en el centro de Chiloé?. Y lo que despierta más la curiosidad y la aventura, es saber si el cuerpo caído corresponde a restos del asteroide avaluado en 700 quintillones de dólares.