Un abismo llamado Bundy
Llega a salas "Ted Bundy: Durmiendo con el asesino", película que dialoga con"Conversaciones con asesinos: las cintas de Ted Bundy" que Netflix estrenó el año pasado. Dos miradas de un solo horror.
El rebrote de la fascinación por los asesinos en serie podría ser una señal de los tiempos en que vivimos. El cine y el streaming han rescatado ese interés generalizado con películas como "Había una vez en… Hollywood" (los días de Charles Manson, según Quentin Tarantino) o series de la talla de "Asesino serial con Piers Morgan" y "Mindhunter", mirada a la psicología criminal de la mano de monstruos reales como Ed Kemper (un asesino que mataba colegialas), Charles Manson o William Henry Hance (soldado americano que fue ejecutado en la silla eléctrica).
El año pasado Netflix también estrenó "Conversaciones con asesinos: las cintas de Ted Bundy", serie documental que narra las brutalidades de un criminal que ha sido elevado a la categoría de celebridad. Si su vida y obra resuenan tan bien en tiempos de dobles discursos y apariencias es porque fue un asesino atípico. Su sonrisa era capaz de conquistar tanto a mujeres como jueces; también su elegancia y conocimiento en materia judicial. Ese distanciamiento del estereotipo histórico de criminal hizo que durante sus juicios acumulara fans y gatillara dudas de parte de la prensa. Era difícil imaginar que ese tipo amable podría llegar a matar y canibalizar a más de 30 mujeres. Desde incluso antes de su ejecución, ocurrida el 24 de enero de 1989, Bundy fue acogido con entusiasmo por la cultura popular. Jane's Addiction le dedicaría la canción "Ted, Just Admit It" (en la que aluden a la absurda responsabilidad que el asesino le adjudicó al consumo de pornografía en su ráfaga criminal) y en Seattle los tours vinculados a Bundy siguen siendo más cotizados que los peregrinajes por las ruinas del grunge.
El responsable del documental estrenado en la plataforma streaming es Joe Berlinger, realizador televisivo que sintió la necesidad de extender su interés por el 'asesino seductor' con una película de ficción que aborda una arista no tan desarrollada en la serie: su relación sentimental con Liz Kendall, una joven madre soltera que se enamoró de él sin sospechar que su lado oscuro terminaría arrastrándolo hacia las tinieblas. "Ted Bundy: Durmiendo con el asesino" (producción de Netflix que llegó a salas chilenas y pronto aterrizará en la plataforma) se basa, de hecho, en un libro autobiográfico de Kendall, que narra su romance con el femicida desde los sentimientos encontrados que mantuvo hasta el final. El filme está centrado en su mirada parcial y, por lo tanto, omite los cruentos hechos que sí cubre la apuesta documental. Digamos que Bundy, interpretado convincentemente por Zac Efron, es descifrado desde la óptica social, al margen de la suciedad que esconde el Sueño Americano.
La estrategia funciona bien hasta que Berlinger decide absurdamente romper el eje narrativo y centrarse en los juicios de Bundy sin contar con la mirada de Kendall. Aunque tal vez el peor enemigo del filme es el conocimiento que el espectador pueda tener sobre el asesino. Esto arruina el suspense y la ambigüedad de un personaje que sigue generando preguntas.