Un retroceso
Es un hecho que nuestra región ha experimentado un retroceso en torno al turismo de cruceros. La temporada que terminó en el primer semestre de este año, significó una baja del 50% de recaladas respecto del periodo inmediatamente anterior.
Atrás quedaron registros como el del periodo 2016-2017, cuando más de un millón y medio de dólares dejaron los turistas que llegaron a la zona, luego de las trece recaladas que hicieron las naves en el puerto ariqueño.
La actual realidad no se condice con la vocación que tiene, y que debe tener nuestra región en torno al desarrollo turístico, que es una de las apuestas declaradas para el crecimiento de Arica y Parinacota.
Es innegable la importancia que tiene el puerto y sus operaciones para el desarrollo no sólo de nuestra región. Sabemos también que el trabajo portuario responde a los compromisos suscritos por nuestro país con nuestros vecinos bolivianos.
En este sentido, la responsabilidad que asumió el Estado ha sido indesmentible e indiscutible. Sin embargo, el puerto no sólo es la ventana una salida que tiene Bolivia al Pacífico. También puede convertirse en esa oportunidad para el desarrollo de un turismo tan especial como lo es el de los cruceros.
La vocación industrial que tiene el puerto en estos momentos, necesita también del equilibrio que puede darle el turismo. Y es que así como se hablado del aeropuerto o en los terminales rodoviarios como el primer rostro, como la portada de bienvenida para miles de visitantes que llegan a nuestra ciudad, también lo es el puerto para visitantes que llegan en los cruceros incluso desde distintas latitudes. Y es bueno ver con qué cara los recibimos.
Es por eso que esta "reformulación" que ha hecho la EPA del proyecto, es volver atrás, un retroceso, en el que ahora no asoman tiempos ni plazos. Sin embargo, aquello no significa que las puertas se cierren. Con toda seguridad, Arica estará atenta a los avances que esta iniciativa deba mostrar, en el marco de la vinculación regional e internacional del puerto ariqueño, respecto a la cual aún tiene mucho que hacer en términos turísticos.