El sacerdote que viajó a Italia para capacitarse en exorcismo
El párroco Vicente Véliz, junto a otros cinco religiosos chilenos, participó en un seminario en Roma que reunió a 288 asistentes. Afirma que hoy los adolescentes y jóvenes están más propensos a ser poseídos por el demonio.
Raúl Abarca Pailamilla
Demonios, fuerzas sobrenaturales, desdoblamiento y una ira irreconciliable con Dios son algunos de los conceptos que han envuelto al exorcismo, una práctica que lejos de ser un tema recurrente y exclusivo del cine, está más vigente que nunca en el mundo real. Así lo asegura el párroco de San Antonio, Vicente Véliz Riffo (46), uno de los seis sacerdotes chilenos que participaron en un curso de exorcismo realizado en Roma, Italia.
La cita se llevó a cabo durante las primeras dos semanas de mayo, en la Universidad Católica Regina Apostolorum, hasta donde llegaron 288 personas, provenientes de 46 países. Entre los asistentes se presentaron 266 sacerdotes, mientras que el resto eran laicos.
"En el curso expusieron teólogos, biblistas, médicos, siquiatras, abogados, periodistas y una fiscal de Italia. Cada uno con una temática muy interesante que demostraba cómo en sus respectivos campos podía entrar el demonio", resume Véliz.
-Padre, ¿qué se entiende por exorcismo?
-El exorcismo es directamente la posesión del demonio en el cuerpo de una persona. Hay un rechazo absoluto por todos los signos religiosos. La persona que está poseída por el demonio presenta manifestaciones como un cambio en la voz, fuerza distinta a la natural, pero nunca es una fuerza sobrenatural a la capacidad de la persona. Eso que uno ve en las películas es de películas. Nadie tiene una fuerza sobrenatural, pero sí una mayor a la que comúnmente puede hacer.
-¿Qué o quién es el demonio?
-Cuando hablo de demonio, hablo de todo aquello que intenta apartar al hombre del camino de Dios, mediante un rechazo a lo sagrado, a no tener creencia, cero espíritu de transcendencia. Demonio es todo lo que se opone a lo espiritual, religioso y sagrado. Y va más allá del dinero, hay personas que tienen mucha plata y son realmente espirituales, mientras que hay personas que tienen cero peso y son servidores del demonio.
El sacerdote de la Parroquia de San Antonio cuenta que la capacitación desarrollada en Europa le permitió aprender y manejar los primeros síntomas del exorcismo.
"En términos médicos yo soy el que toma la presión y la temperatura. Si hay alguien viene, yo, inmediatamente, por los síntomas que presenta, puedo hacer una oración de liberación o si es más grave hay que derivarlo al exorcista que siempre es el obispo de cada diócesis", explica.
En 2018, el Papa Francisco solicitó a los obispos que en su diócesis de Roma hubiese una persona con las características que la iglesia y el derecho canónico exigen para asumir como exorcista.
Este signo es un claro ejemplo que para la Iglesia Católica el exorcismo es una práctica que sí importa. Por ello, año tras año se realiza este curso que reúne a cientos de expertos y aprendices en la materia.
"El demonio existe y él quiere llevar cada vez más almas al infierno. Y hoy en nuestra sociedad, en general, se ha relativizado la presencia del mal, porque se busca la quinta pata al gato para creer que no es así y eso, indudablemente, le conviene al demonio, porque entre más escéptico, más daño hace".
-¿Cómo una persona puede ser poseída por el demonio?
-Primero están las formas convencionales que son a través de un ritual satánico o invocación. El demonio no entra si uno no lo permite. En la actualidad hay una gran cantidad de adolescentes y jóvenes, hasta 30 años, tendientes a que el demonio los posea, porque lo que he descubierto es que son los más proclives a innovar y a buscar qué pasaría si… ahí viene la apertura al mal.
Dentro de las exposiciones que se realizaron en la Universidad de Regina, hay una que a Véliz le llamó profundamente la atención, sobre todo, porque la forma en que el demonio ataca puede ser fatal.
"Un expositor contó que hay una aplicación en las redes sociales, donde a través de un juego, en la última etapa se debía eliminar al participante a través de un suicidio. Hoy en día por ahí entra el demonio. Mediante un juego, sobre todo en los niños, que hoy están muy posesionados con los videojuegos. Esto provoca conductas extrañas, como la hiperactividad, conductas violentas, el deseo de querer matar a la mamá, al papá, el que comience a sentir voces", enumera Véliz.
En chile
Vicente Véliz es oriundo de Melipilla, de un sector rural llamado El Carmen de las Rosas. En ese lugar, confiesa, comenzó a sentir el llamado de Dios recurrentemente. Es así como cuando tenía 15 años ingresó al seminario, sin embargo, la muerte de su padre lo obligó a abandonarlo para ayudar a su madre, que se quedó viuda con ocho hijos. Tras esto, estudió pedagogía y se especializó, como era de esperar, en religión para enseñanza básica y media.
"Muchas veces puse a prueba mi vocación. Estuve con algunas chiquillas e incluso me quise casar... pero no. Lo mío era el sacerdocio y en el 2010 fui aceptado por la congregación Los Benedictinos", menciona.
"Cuando estaba de profesor y antes de internarme por segunda vez, muchas personas se acercaban a mí para que les rezara. Eran personas o niños que no podían dormir y andaban muy alterados. El poder de la fe y la oración hacía que se quedaran dormidos. El exorcismo es parecido, pero hablamos de palabras mayores", advierte.
Véliz explica que "el exorcismo se da cuando pasa el cedazo de lo que puede ser una esquizofrenia. Por eso que el exorcista nunca trabaja solo, siempre lo hace con un siquiatra, médico y abogado para resguardarse".
"El primero de ellos nos dirá que no es un tema siquiátrico. El médico verificará las heridas y todo lo que tenga ver con la salud, mientras que el abogado verá quién es el responsable de la persona, por ejemplo, si es un niño. A veces hay personas que se mueren cuando se les aplica el exorcismo, entonces hay que resguardarse", asevera. Además, revela que en Chile el exorcismo "se había concentrado en algunos sectores. Sabíamos que uno de los exorcistas que tenía mucho renombre era uno que estaba en Rancagua. Hoy nos hemos dado cuenta que en todas las diócesis hay uno, porque es un tema importante y que está muy vigente, pese a lo que muchos puedan creer".
Lo más preocupante, a juicio del padre Véliz, es que "hay bastante gente que debe estar contaminada y no sabe que el demonio lo ha poseído. Viven lejos de Dios y sin Dios".
"Hoy el mundo material nos ha llevado a que si yo no lo veo, no lo creo. Por lo tanto, uno empieza a creer cuando la enfermedad ha cundido mucho. Esta sociedad globalizada nos hace pensar que hay mil razones más que una fuerza negativa para tener cuan y cual conducta", reflexiona, con un crucifijo en la mano, ese que, como él dice, podría sanar a las almas poseídas por el demonio.