Doctor Proteína: el bioquímico que decidió vencer a la genética
Hugo Viani es el creador de barras proteicas 0% azúcar, lo que lo ha llevado a la fama y a cruzar fronteras.
Hugo Viani Pedrals, viñamarino, tiene 54 años. Sin embargo, varios coinciden en que representa una década menos. ¿El secreto? Se decidió a doblarle la mano al destino y vencer a la genética que por generaciones ha hecho que el sobrepeso esté en su familia.
Este bioquímico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) -nacido y criado en el barrio de Recreo- saltó a la fama hace cerca de dos años, cuando rostros de la televisión -como Rafael Araneda o Polo Ramírez- lo apodaron el "Doctor Proteína" debido a su gran creación: una barra proteica y el entrenamiento deportivo que hizo que los famosillos bajaran ostensiblemente sus niveles de grasa corporal.
Pero la historia partió antes. El año 1977, Hugo empezó a entrenar artes marciales, aunque entre los años 80 y 90, "fue mi fuerte", cuenta. "A mediados de los 90, cuando cursaba un posgrado en Santiago, entrenaba en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y mis pares veían que comía todo el día y que a la hora de las evaluaciones era el que tenía la mejor relación de grasa - músculo y me empezaron a pedir asesorías".
Y así, sus compañeros empezaron a llevarle a amigos o familiares con sobrepeso o con patologías asociadas a éste, hasta que "en 2001 empecé a atender en consulta -tanto sobrepeso como desórdenes alimenticios- y llegué a entrenar al Combutac, que hoy es el Comando de Fuerzas Especiales (Comfues) de la Marina, al Gope, y a muchos deportistas", recuerda Hugo, afirmando que hoy posee "una base de datos de unos 70 mil pacientes, muchos de ellos dados de alta".
La cochinada
Corrían los fines de los 90 cuando Hugo comenzó el desarrollo de productos específicos "y me di cuenta que suplementos alimenticios hay muchos, pero ninguno que parezca algo rico como una cochinada, porque nadie asocia el placer a un batido" y surgió la barra proteica -Protein Bar-, de forma paralela a una línea de premezclas para pasteles sin azúcar ni grasas.
Y si bien en un principio su producción era para consumo personal, pronto empezó a comercializarla, logrando que hoy su producto estrella haya evolucionado hasta su cuarta generación.
"Al principio las barritas eran duras, luego modifiqué e importé algunos ingredientes y hoy las barras son 0% azúcar añadida, 0 grasas trans. La única grasa que tienen es la de la cobertura bitter 72% cacao. Media barra equivale a las proteínas de dos huevos", especifica Viani, quien asegura que "es como comer un brownie relleno con nutella" que puede servir de snack o para retrasar el almuerzo.
Agrega que "es proteína limpia. El deportista la busca, pero dependiendo de la porción, la gracia de esta barra es que puede consumirla desde un niño hasta un adulto mayor, una nodriza o una embarazada". Eso sí, enfatiza, en casos específicos "bajo la supervisión de un profesional".
Animal de costumbre
Tras unos 30 años de experiencia en la materia, hoy el "Doctor Proteína", sostiene que con hábitos se puede vencer a la genética y evitar - o retrasar- patologías.
"Vengo de una familia de mórbidos, pero el hombre es un animal de costumbre. Si tienes una genética envidiable, pero comes desordenado por 20 años, te vas a enfermar igual. Las costumbres vencen a la genética, simplemente hay que ser ordenado, al menos el 80% del tiempo", explica.
Agrega que "hay que saber cuándo reparar y ojalá sea antes de caer en fármacos. Comer bien no es más caro, sí lo es comer mal porque caes en el sistema de salud".
Su experiencia personal, también llevó a Hugo a realizar cursos o capacitaciones en distintas universidades de Valparaíso, como a recorrer Chile e incluso España con sus asesorías y barras. Sin embargo, dice que su mayor logro es haber inculcado este estilo de vida en sus hijos: un nutricionista y profesor de Educación Física, un ingeniero y un aspirante a oficial de la Armada.
"Ellos tenían mi carga genética y dejé que las abuelas hicieran lo que quisieran hasta los ocho años. Hoy son deportistas, saben comer y ese es mi mayor logro. Me liberaron de la pega con mis nietos y te vas dando cuenta cómo se logra cortar la rueda y cómo el árbol genealógico empieza a cambiar". Mi lema es "hay que morir joven, lo más tarde posible".