Burning o quemar a Murakami
Netflix estrenó el sexto largometraje del cineasta surcoreano Lee Chang-dong. Una cinta sobre obsesiones, pérdidas y amenazas etéreas que deforma el cuento "Quemar graneros" del escritor japonés para tomar vuelo propio.
En el breve cuento "Quemar graneros", el escritor japonés Haruki Murakami narra la historia de un joven casado que se enamora de una adolescente. Misteriosa e impredecible, ella regresa de un viaje por Africa junto a un nuevo novio, un joven japonés elegante y adinerado que tiene un auto deportivo como "esos que aparecen en las películas en blanco y negro de Fellini". Lo que podría ser la crónica de un triángulo amoroso gira hacia territorios inquietantes cuando el joven le cuenta al narrador sobre su afición a incendiar graneros. Eso gatillará nuevas obsesiones.
El escritor japonés ha reconocido que el punto de partida del cuento fue el título y la idea vaga de desarrollar una historia sobre una conversación en medio de las brumas de la marihuana. Le salió una obra intrigante y melancólica que funciona como la piedra angular para la construcción de "Burning", película fascinante que, luego de ganar el premio de la crítica en Cannes y recorrer una larga lista de festivales internacionales, aterrizó en Netflix. Nadie podría esperar que el cineasta y novelista surcoreano Lee Chang-dong -responsable de obras maestras como "Peppermint Candy" y "Poetry"- realice una adaptación convencional. Su ejercicio consiste en quemar a Murakami para obtener un largometraje cargado de sus obsesiones habituales como son los personajes alienados, las diferencias de clase y las tensiones internas de Corea, siempre con vocación emocional y una atmósfera que se desprenden de una de sus máximas: "Las películas son como los sueños: se parecen a la realidad, pero no lo son".
Lee Jong-su, el protagonista de "Burning", pasa por un momento difícil. Su padre está privado de libertad mientras enfrenta un juicio por violencia. La madre desapareció de su vida hace años. Un poco perdido, él pasa sus días entre la ciudad y una casa rural de la que debe hacerse cargo tras la ausencia paterna. Desde ahí se escuchan los sonidos de los panfletos de Corea del Norte, ubicada a pocos kilómetros. Cuando el joven se reencuentra con una chica misteriosa que asegura conocerlo desde los años de colegio, tendrá una nueva obsesión para lidiar con el vacío. Pero con ella llega también Ben, un joven apuesto y millonario que tensionará la dinámica de los días. Lee Jong-su lo define como un Gran Gatsby ("esa gente que tiene mucho dinero, pero nadie sabe a qué se dedica"). Él es quien confesará que suele quemar invernaderos.