El alcalde, don Gerardo Espíndola, acusó en estas mismas páginas que a los "movimientos empresariales" solo nos mueve el "interés económico" tras las críticas al proyecto de nuevo Plan Regulador.
Lo primero a aclarar es que las críticas al proyecto de PRC no son exclusivas de las empresas, sino la reacción de un amplio número de organizaciones sociales y PYMES, las que con espíritu de colaboración y diálogo han hecho ver los efectos negativos que tendría. Nos parece que no se puede descalificar de modo tan ligero la opinión de una comunidad de más de 3 mil personas, que de manera legítima buscan que el ordenamiento territorial de Arica tenga en cuenta el bien común. ¿O todos ellos están excluidos de ese bien común?
La idea de trasladar la actividad de Arica a Chacalluta significa, en la práctica, eliminar a más de la mitad de las industrias que están operando. Esto, porque muchas de las empresas no resistirían la inversión que implica cerrar las actuales instalaciones y construir otras. En particular, las que son parte de la cadena marítimo portuaria no pueden funcionar lejos del Puerto de Arica. El impacto social y económico para los trabajadores se sentiría inmediatamente. Primero, porque se disminuye la inversión y las que saben que no podrán trasladarse, reducirán sus actividades o sencillamente se irían. Más complejo aún: esta actividad es la que entrega los empleos de mejor calidad en términos de remuneraciones y beneficios. Esto no es un MITO, es una realidad indesmentible.
Se nos dice que con la incorporación de terreno a la zona urbana se generarán soluciones a los problemas de vivienda. Sin embargo, los beneficiados serían las inmobiliarias y los trabajadores los principales perjudicados. Arica hoy dispone de 1360 há para vivienda, las que no se han desarrollado aún. Ya dice, Juan A. Vicuña, de la Cámara Chilena de Construcción en una entrevista en este mismo medio, que una densificación inclusiva es la que atrae a los actores sociales hacia el centro. Según el proyecto de NPRA se suman 1.000.000 de habitantes en estos terrenos. Entonces, ¿por qué expulsar la actividad industrial? ejemplos en el mundo nos muestran que es compatible la diversidad de actividades con la calidad de vida de la población y la protección ambiental. El Estado tiene instrumentos de control para preservar adecuadamente el equilibrio.
Las industrias de Arica somos parte de la ciudad. Nos parece que con respeto y espíritu constructivo se pueden generar políticas públicas que armonicen un desarrollo integrador
Edward Gallardo Malebrán
Presidente
Asociación Gremial
de Industriales de Arica
(ASINDA)