Marilyn, o la tragedia de un adolescente en el campo
Tras su estreno en la Berlinale llega la ópera prima del cineasta argentino Martín Rodríguez Redondo. Un drama sombrío sobre discriminación que cuenta con la chilena Catalina Saavedra en uno de los roles protagónicos.
Si "Marilyn", ópera prima del director argentino Martín Rodríguez Redondo, es una película cruda es porque estamos viviendo tiempos violentos. Emparentada en más de un aspecto con la chilena "Jesús", de Fernando Guzzoni (inspirada en el caso Zamudio), pertenece a un cine que funciona como espejo de nuestra realidad. Digamos que una obra como ésta sólo puede surgir de países donde los medios arrojan constantemente noticias de discriminación. Así y todo, Rodríguez intenta alejarse de la entrega de un discurso a través de un distanciamiento emocional que instala al espectador frente a un dilema.
En estos tiempos de exceso de información no es recomendable buscar el caso policial que la película toma como inspiración. Eso podría arruinar la experiencia. Es mejor adentrarse sin brújula en el sofocante mundo de Marcos (Walter Rodríguez), un adolescente conocido como Marilyn por los hijos de los dueños del fundo de la localidad rural donde vive. Su padre (Germán de Silva) y su hermano, acostumbrado a las faenas de fuerza que exige el campo, lo miran en menos por su incapacidad para trabajar bien. Ysu madre (interpretada por la chilena Catalina Saavedra) esconde un miedo latente frente a la sospecha de que su hijo es gay. Todo esto en el contexto de la dura sobrevivencia de su familia.
Será en el carnaval, ese festejo donde las dinámicas del mundo se invierten durante algunas horas, donde Marcos se liberará bailando con ropa de mujer, provocando sexualmente a los mismos adolescentes que le hacen la vida imposible. Escondido, en las brumas de la celebración, el adolescente podrá ser quien realmente quiere ser.
Si bien Rodríguez cae aquí -especialmente tras un ataque bestial- en algunos lugares comunes, como apuntar la vulnerabilidad del supuesto macho heterosexual, las actuaciones naturalistas le dan credibilidad al calvario de este adolescente que encontrará la salida en la tragedia. El de "Marilyn" es un mundo en el que el escape es tan violento como la estadía. Una tierra sin esperanzas ni amparos para quienes escapen de los parámetros de normalidad establecidos.
Si bien Rodríguez no profundiza demasiado en los mecanismos de la homofobia y el desenlace -impactante y brutal- puede parecer algo precipitado, "Marilyn" es un estudio de personaje que brilla por su contención, por la ausencia de golpes bajos emocionales y por las actuaciones consistentes del reparto.