Cuando la soledad es el enemigo: Desesperanza y depresión en la tercera edad
Factores como problemas económicos, de salud o la poca presencia de los familiares pueden ser detonantes. Chile ha elevado la tasa de suicidios de ancianos en los últimos años.
Hace dos años que Digna Robledo (88) quedó viuda. El Alzheimer se llevó a Juan, su marido, con quien compartió más de la mitad de su vida. Desde entonces, vive sola, pues sus dos hijos formaron sus familias e hicieron su vida lejos del nido materno. "Es la ley de la vida", dice, mientras clava su mirada en una foto del clan tomada en la década del 90.
Desde entonces, la vida de la mujer se ha vuelto cuesta arriba. Hay días en que no puede levantarse de la cama, pues los dolores de una artrosis severa le impiden llevar una vida normal. Es ahí cuando la visita de un par de vecinas del barrio se vuelve fundamental. Ellas se preocupan de que esté bien, de que nada le falte y que tenga qué comer.
"Hay días en que lo único que quiero es encontrarme con mi viejo, para qué le voy a mentir. La soledad es dura y siento que no hay mucho que pueda hacer aquí, mis hijos están lejos y los entiendo, no los culpo. De verdad que no los culpo".
Según el Hogar de Cristo, 778 personas mayores con discapacidad o dependencia, viven solos y pertenecen al 40% más vulnerable de Arica. Esta realidad es aún más trágica en el caso de los mayores con dependencia leve a mediana, para quienes no existen programas de ayuda.
"El camino a la vejez es un pasaje a la pobreza. Al menos así lo demuestran los datos del Mapa de Vulnerabilidad en Arica, donde hay más de 700 adultos mayores, distribuidos en 732 hogares, con discapacidad o dependencia, que viven casi en completo abandono", cuenta Patricio Moyano, jefe de Operación Social de la institución en Arica.
En ese sentido, la soledad, las enfermedades, la pérdida de autonomía y la pobreza representan males cotidianos. "Como la mayor cantidad de las enfermedades se empiezan a producir después de los 60 años, el costo de la vida tiende a aumentar con las enfermedades. Si a esto le sumamos la exclusión y las precarias pensiones, el panorama se vuelve aún más complejo", añade Moyano.
Claudia Rocha es psicóloga del Centro de Salud Familiar (Cesfam) Víctor Bertín Soto. Cuenta que en el recinto existe una alta población de adultos mayores que se controlan, de los cuales, un número no menor lo hace por sintomatología asociada a temas depresivos.
"Dentro de las temáticas que siempre ellos abordan están la soledad, el abandono en relación a lo familiar, porque hay personas que tienen a sus familiares, pero quizás no los asisten como debiera ser por trabajo u otras razones. El adulto mayor claramente necesita más atención, independiente de las patologías que pudieran desarrollar cada uno", explica.
el escape
Esteban Badillo (77) se ve algunos años mayor de los que tiene. Reconoce que una juventud con excesos lo llevó hoy a tener una vida solitaria, en la que los amigos, los compadres y los compañeros de juerga solo estaban "cuando uno quería pasarla bien". Actualmente el hombre limpia autos a cambio de unas monedas que le sirven para subsistir y pagar una pieza.
"Ahí vivo solo. Me hago unas monedas para poder pagar el lugar y trabajar también, sino los días serían aburridos y llega 'el caldo de cabeza'. Mientras se pueda, hay que darle para adelante", confiesa.
Cuenta que en más de alguna oportunidad se ha quedado sin comer, porque la plata no le alcanza. Por otro lado, no recibe ayuda de familiares pues, nunca se casó ni tuvo hijos. "Al menos no que yo sepa", agrega.
"El tata", como le llaman, se reconoce sano. Su único problema es el alcohol. "Ya no como antes, ahora solo de vez en cuando". Así y todo, dice, hay días en que prefiere un vinito a un pan.
"¿Sabe qué pasa? Que con el copetito yo me olvido. Me olvido que estoy solo, que mi mamita ya no está, que los amigos se me fueron con el tiempo. Un vinito de vez en cuando me hace sentir bien, aunque yo sé que no es lo mejor".
Le han dicho que postule a alguna residencia, pero se niega. "Quizás más adelante. Ahora todavía puedo solo".
Neil Castillo, coordinador regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) reconoce que todos los problemas de abandono en la tercera edad están encadenados con problemas económicos y de salud, que son los talones de Aquiles de la vejez.
"Estamos viviendo más años cada vez, incluso ya hay un proyecto de ley para reconocer a la cuarta edad, que abarcaría los 80 años en adelante, que tendrían medidas y leyes especiales para ellos. Queremos terminar con la brecha de vulnerabilidad que existe y así mejorar su calidad de vida. También hay un rol de la comunidad en mejorar la vida de ellos".
Desde el Senama explican que existe una serie de medidas de apoyo para los adultos mayores vulnerables. "Tenemos el 80% de construcción de un Establecimiento de Larga Estadía para el Adulto Mayor (Eleam) que albergará a 70 adultos mayores postrados, no autovalentes y que necesitan cuidados. Esto se está haciendo en el Cerro La Cruz. Como Senama tenemos que operativizarlo, implementarlo, por lo que esperamos que esté ya en funcionamiento a principios del año siguiente como plazo máximo".
El coordinador regional resaltó que los Eleam no son la única solución para el adulto mayor. También está la futura construcción de un condominio de viviendas tuteladas que tendrá 20 casas, cada una de ellas implementada para que vivan tres adultos mayores que tengan problemas críticos de vivienda.
"También empezaremos a implementar los Centros Diurnos Comunitarios o 'jardines geriátricos', en los que las familias llevan a sus adultos mayores a este recinto durante el día, sobre todo a quienes no pueden estar solos", explica.
Depresión y suicidios
El 21 de julio pasado, un país consternado se enteraba por los medios de comunicación que Jorge Olivares (84) le disparó a su esposa Elsa Ayala (89), tras 55 años de matrimonio y luego se quitó la vida.
Los casos de suicidio en adultos mayores se han disparado en el último tiempo. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre 2010 y 2015, un total de 935 personas mayores de 70 años se suicidó en Chile.
Un estudio de la Fundación Míranos, realizado con datos de defunciones del Ministerio de Salud y del INE, entre los años 2002 y 2015, muestra que la tasa de suicidio del grupo de 20 a 39 años llegó a 12,5, mientras que para los adultos mayores de 60 años fue de 14.
"Una creciente población de adultos mayores está fragilizada y excluida, con resultados como el de Jorge que mató a Elsa, su mujer, postrada, con metástasis, y luego se suicidó, estresado y desesperado, porque querían separarlos. El caso que se produjo en la comuna de Conchalí el año pasado impactó, pero ya se olvidó, porque la pobreza cotidiana de los viejos es invisible", comentó Patricio Moyano, del Hogar de Cristo.
La vida post jubilación, la soledad, los duelos y la estigmatización que sufre la tercera edad son algunas de las causas que ayudan a entender por qué el rango etario de la tercera edad ha aumentado las cifras de suicidios en la población chilena.
Pía Hachim, psicóloga, explicó que una depresión puede ser gatillada, por ejemplo, por la sobrecarga de los cuidados. "Hay algunos que, además, deben cuidar a su pareja adulto mayor y eso es terrible, porque ya tienen de por sí alguna situación de fragilidad física o cognitiva y cuidar a otro que está en una situación similar de dependencia o mayor, es nefasto. Hay una carga física y emocional importante".
Otro factor de riesgo son las bajas pensiones que reciben "que son pésimas y no alcanzan para vivir muchas veces". Además existe en ellos un sentimiento de inutilidad, fomentado por la discriminación de otros y también la autodiscriminación.
"Cuando el común de la gente piensa en adultos mayores relaciona a un viejito que no está bien, que está enfermo, que no escucha o no ve, pero hay una población bien grande que es capaz de hacer las cosas de antes o de mejor manera. Hay que cambiar esa mentalidad de parte de ellos mismos y del común de las personas", acota.
Una de las cosas más importantes para prevenir la depresión es que los adultos mayores no se aíslen y participen de actividades en uniones comunales, juntas vecinales u otros espacios. "De este modo, en vez de estar en la casa, pueden compartir con otros de su edad y realizar actividades entretenidas. Incluso pueden compartir con gente más joven, incentivando el intercambio generacional".
La compañía de maría
Creyente en Dios, María (95) dice que día a día agradece que sus hijos adoptivos la vayan a ver y la cuiden. Al Señor le pide que los bendiga, los proteja y que ojalá más jóvenes se animen a cuidar de los abuelitos.
"Ellos han hecho mucho por mí. Gracias a Dios y a ellos puedo mover mis manos, mis piernas, hacerme un moñito. Por eso siempre oro para que estén bien y sean felices".
María Barboza es una de las beneficiadas con el Programa de Atención Domiciliaria (Padam) dirigido a adultos mayores con algún grado de dependencia. Dos veces a la semana la asiste un cuidador que se ocupa de sus horas médicas, de sus remedios, de conversar con ella e incluso, de sacarla a pasear.
"Ayer me raptaron. Me llevaron a la feria y como yo no veo, porque estoy ciega, supe que estábamos allá porque me decían '¡Hola abuelita María! es que acá todos me conocen. Fue un paseo hermoso, hace mucho que no salía", cuenta feliz.
Su marido también fue beneficiado por el programa que lleva adelante el Hogar de Cristo. "Antes los abuelos se morían en la calle, nadie los cuidaba. Ahora están estos programas que nos ayudan. Ojalá las cosas cambien y menos viejos se mueran solos, sin nadie que los pueda ayudar", concluye.