Chile enfrenta en estos momentos un escenario crítico respecto de sus reservas de agua, particularmente en las cuencas que históricamente se han encargado de entregar este elemento, ya sea para el consumo humano, como también para el uso agrícola. Si bien la situación ha comenzado a ser especialmente visible y preocupante en algunos valles de la zona central, en el norte las preocupaciones no son menores.

Menos lluvias y menos nieve en la cordillera, son factores que han impedido una recarga adecuada de los acuíferos. A eso se suman los cambios de temperatura y fenómenos asociados ahora al proceso de calentamiento global, como factores que han contribuido a que las cuencas hayan perdido la capacidad que tuvieron y hoy entren en etapa de escasez.

En el norte, las zonas en las que existen restricciones para el aprovechamiento de aguas subterráneas o incluso, la prohibición de tales derechos, se han ido extendiendo, especialmente en regiones como Antofagasta, Atacama y Coquimbo.

En nuestra región se trata de una realidad que recién comienza a percibirse con la gravedad que corresponde. Uno de los factores que ha hecho recrudecer la escasez hídrica, ha sido la falta de precipitaciones, que proporcionalmente marca el déficit más importante de todo el país.

Sin embargo, otro de los factores que en los últimos meses se ha estado discutiendo públicamente es la sobreexplotación de una cuenca que la región comparte con la zona sur de Perú. Sobre este caso, el Senador Durana informó que tras tratarse la situación precisamente en el Senado, el Ministerio de Relaciones Exteriores puso el tema en conocimiento del vecino país, acordando trabajar el tema de manera conjunta.

Es urgente que la situación que enfrenta el acuífero compartido entre Chile y Perú sea adecuadamente abordado, debido a la asimetría que existe en su explotación.

Se deben adoptar medidas por parte de ambos países y reforzar la fiscalización ante explotaciones ilegales, para frenar el retroceso hídrico en la zona, antes que sea demasiado tarde, tanto para Chile como para Perú.

3 DE DICIEMBRE DE 1982

Una vez más, la tristemente célebre Cuesta de Acha cobró una víctima. Esta vez fue el chofer de un camión frigorífico de la firma Bavaria, quien murió instantáneamente al volcar la máquina, mientras que su acompañante resultó herido de gravedad. El tránsito por la carretera estuvo interrumpido 4 horas.

Con la llegada de la Navidad, ojalá el comercio ariqueño extienda un poco sus horarios de atención. Porque si siguen abriendo sus locales a las 11 y cerrando a las 2, para abrir a las 5. Solo queda ir al Mall.

Ciento un años de vida, de existencia, de luchas, logros y satisfacciones, no cualquiera los cumple. Esa ha sido la reciente celebración de un ariqueño, hombre de trabajo, que nunca se amilana ante las dificultades, y que ha dado siempre el ejemplo de compañerismo, amistad y sociabilidad: don Julio Villarroel Astudillo.

Llegó a Arica con solo dos años de existencia, en una embarcación marina, a cargo de un tío, desde La Ligua. Aquí el pequeño Julio fue creciendo, educándose. Estudió en el Instituto Comercial, en la vieja casona de Baquedano. En aquellos tiempos difíciles debió compartir los sueños juveniles con el trabajo, y ya a los 17 años laboraba como guachimán de la caleta; o sea, era el cuidador de las lanchas y botes. El mismo ambiente lo transformó con el tiempo en pescador artesanal, juntando poco a poco ahorros que le permitieron llegar a comprar su propio bote con motor, logrando así la independencia laboral.

El amor tocó su corazón cuando conoció a una atractiva jovencita, Berta Zambrano Cuéllar, y ese mismo amor los transformó en esposos, en compañeros para toda la vida. Juntos formaron su hogar en la calle Yungay 388, completando una parentela de 11 hijos: 7 varones y 4 mujeres, muchos actualmente profesionales, educados con harto amor.

Y don Julio así se fue haciendo ariqueño, más que muchos nacidos en esta generosa tierra. Por muchos años fue dirigente del sindicato de Pescadores de Arica. Hasta hace poco tiempo, se le podía ver cada mañana, ya jubilado, en la esquina de 21 de Mayo con Colón, con otros ariqueños como don Juan Tapia Arias, don Leonel Ramírez, y otros colegas del mar, compartiendo los aconteceres de su querida ciudad. Haciendo carne esa virtud tan grande de los antiguos -y muy perdida actualmente- de reunirse a conversar.

Don Julio Villarroel Astudillo celebró sus 101 años en Santiago, donde su hijo mayor, Carlos, con el cariño de varios de sus hijos que viajaron desde Arica para acompañarle en este importante momento de su larga existencia. ¡Feliz cumpleaños, don Julio!