Lo que a cada uno le corresponde
A pesar que en rigor no se trata de una gran novedad, la ley que redujo el límite de velocidad urbano, de 60 a 50 kilómetros por hora, ha puesto desde tareas, desafíos y por supuesto, responsabilidades a todos quienes de una u otra manera enfrentan las calles y avenidas de la ciudad.
Primero, bien vale tener en consideración que Carabineros, principales encargados de hacer cumplir esta ley y de fiscalizar el que los conductores la acaten, no sólo cuenta con todas las atribuciones para hacerlo, sino que también con los elementos tecnológicos para poder realizar un adecuado control.
Como es lógico, la tendencia de los conductores es buscar resquicios y fórmulas para "acomodar" esta ley a sus necesidades o simplemente, para pasarla por alto. Como "el sentido común es el menos común de los sentidos", poco se reflexiona en que este tipo de normas buscan la protección no sólo de los mismos conductores, sino que también de ciclistas y peatones. El quebrantarlas simplemente aumenta riesgos y en ocasiones, también concluye con tragedias en el tránsito.
En otro sentido, está también la responsabilidad de las autoridades comunales de tránsito para renovar las señales que den cuenta de la nueva normativa. Este hecho también invita a que estas sean emplazadas en lugares más que adecuados, lógicos.
Por ejemplo, una señal que indica el límite de velocidad en el centro de la ciudad, donde habitualmente el tránsito es lento y hasta se producen tacos, es menos significativa que las que se puedan ubicar en Beretta Porcel, Capitán Ávalos, Santiago Arata o la prolongación de 21 de Mayo, donde muchos vehículos suelen sobrepasar largamente el límite urbano de velocidad.
Pero más allá de autoridades, policía o fiscalizadores, la responsabilidad siempre quedará en manos de los conductores, quienes son los llamados a respetar los límites y a considerarlos como una protección propia y pesada también en los terceros que ocupan las vías. Y es que la seguridad en el tránsito depende de cada uno, y no simplemente de lo que otros hagan, o nos obliguen a hacer.