El cierre del hasta ahora Cine Hoyts denominación actual del tradicional Cine Colón, sin duda que resiente la historia y las costumbres de nuestra ciudad. Son hitos que se extinguen dando paso a añoranzas y recuerdos. Así, nuestro tradicional Cine Colón ha sido el último bastión de una época en donde la convivencia social y familiar privilegiaba los espacios de ocio o el tiempo dedicado a la entretención. Existía ese ritual de gran convocatoria que era "el ir al cine" y por extensión derivaba en otras actividades de avenencia y compañía, haciendo más rica y fluida la interrelación entre las personas.

El ocaso del Cine Colón -resistiéndonos a llamarlo Hoyts- nos trae a la mente la existencia de otros recintos destinados a la difusión del Séptimo Arte, que ya quedaron en el recuerdo, como el Cine Rex de la calle 21 de Mayo, el Cine Tacora, de la Población Maipú Oriente, o el Cine o Teatro Nacional de calle Baquedano, actual Teatro Municipal. Pero no es sólo el recuerdo de los emplazamientos o edificaciones, sino el de grandes personas, que estuvieron detrás del funcionamiento de estos centros de entretención colectiva, como la figura del atento y caballeroso administrador por años del Cine Colón, don Gino Cortés Valdivia o, yéndonos más atrás, al reconocimiento a los encargados del teatro Nacional, don Enrique Yon o don Guillermo Díaz Herrera y su contador don Juan Bettiz.

Fueron épocas en donde el cine como espectáculo era la más afamada e importante -sino única- oportunidad de sano entretenimiento para los ariqueños, quienes según su edad lo frecuentaban en una de sus tres funciones diarias: matinée, vermouth y noche o los más entusiastas, en sus interminables rotativos.

Sólo nos resta mantener en el recuerdo una época de grandes películas, de monumentales clásicos del cine y la voz "en off" de los relatores de los noticieros "Emelco",o del "UFA" con el "Mundo al Instante", ese mundo que hoy le da la despedida implacable a nuestro Cine Colón.

El 20 de agosto de 2008 fue promulgada la Ley de Transparencia de la Función Pública y de Acceso a la Información de la Administración del Estado, mediante la cual se creó también en Consejo para la Transparencia (CPLT), organismo que está completando una década ya de funcionamiento.

El CPLT hizo un balance de su labor, que en lo medular, apunta al bien cumplimiento de la mencionada ley por parte de los organismos que conforman la administración del estado. Este balance da cuenta de que en sus diez años de trabajo, el consejo ha recibido cerca de 477 mil solicitudes de acceso a la información y ha instruido 333 sumarios entre 2009 y junio de este año.

En un balance que se realizó en el marco de la conmemoración de estos diez años de funcionamiento del CPLT, se explicó, los municipios concentran la mayoría de los sumarios instruidos en el periodo, con un 71%; luego aparecen las corporaciones municipales con un 18%, y los hospitales con un 2%. De estos procesos, 288 han terminado con multas que variaron entre un 20% y un 40% del sueldo del funcionario implicado, según lo dio a conocer el mismo consejo.

Desde el organismo, se agrega que en el caso de los organismos multados, el Consejo para la Transparencia ha recaudado en 2018 poco más de 125 millones de pesos, recursos que han sido remitidos a la Tesorería General de la República.

Este diagnóstico muestra gráficamente las tareas que quedan por delante. Confirma también el hecho de que los municipios son, hoy por hoy, los organismos de la administración del Estado que son más susceptibles de cometer errores, omisiones y faltas en términos de probidad y transparencia.

Este hecho debe mover a las autoridades de los gobiernos comunales a estar muy atentas respecto de sus actuaciones y de quienes con ellas trabajan, a conocer muy bien a sus equipos y tener claridad respecto de las consecuencias que puede traer cada una de sus decisiones. Son imperativos que también atañen a los concejales.

El caso es que la transparencia es un valor y una necesidad sobre la cual se avanza, a paso lento, pero se avanza.