Cuando se han cumplido 150 años del terremoto y posterior tsunami de 1868 es lógico preguntarse qué tan bien preparada se encuentra hoy nuestra ciudad, o nuestro país, para soportar un evento de estas características.
El análisis puede resultar bastante extenso y escabroso, sin embargo a priori se podría inferir que estamos en deuda. Como líneas de análisis se pueden mencionar medidas no estructurales ya sea de prevención y mitigación de riesgos, o de tipo estructurales. En esta ocasión quiero enfocarme en estas últimas, en particular en las nuevas estrategias de protección ante terremotos, tales como sistemas de aislación sísmica y de disipación de energía.
Nuestra normativa sísmica está orientada a proteger la vida por lo que establece que para sismos excepcionalmente severos la estructura no colapse permitiendo la evacuación de las personas. Esto implica que nuestro edificio puede quedar completamente inutilizable con los consiguientes costos de reparación y/o reconstrucción, las pérdidas por destrucción de elementos no estructurales como computadores, equipos electrónicos, y otros contenidos en el edificio y la pérdida de operatividad del mismo. Este último punto es excepcionalmente importante en edificios donde se albergan servicios públicos que son necesarios para coordinar y proveer la ayuda necesaria en los días posteriores al evento.
Es aquí donde los sistemas de protección sísmica juegan un papel importante dado que limitan o eliminan los daños en las estructuras protegiendo la vida humana, la inversión y mantienen su operatividad post sismo. Ejemplos exitosos de su uso hay muchos y cada día son más los edificios que incorporan estos sistemas de protección. No obstante en un país sísmico como Chile debería ser obligatorio su uso en edificios de servicios públicos, municipales, clínicas, hospitales y en general en toda la infraestructura crítica para el funcionamiento de la ciudad.
Ahora que se proyecta la construcción de importantes edificios en la región, tales como el Edificio Consistorial y el Museo Chinchorro, vale la pena analizar las ventajas de incorporar estas tecnologías en su diseño.
Luis Arratia F.