El notario que colocó su sello en el servicio público
Víctor Warner Sarria, ejerció 50 años su profesión, 33 de los cuales fue notario en Arica, destacando por sus altas calificaciones y apoyo al patrimonio y al deporte.
La fuerza de la costumbre hace que todavía mucha gente se detenga a esperar que abran la Notaría Warner, que estaba ubicada en una casa de diseño patrimonial en calle Bolognesi 345.
Al verla cerrada les llama la atención añorando el servicio que allí se prestaba y recientemente en un remate de muebles en el mismo lugar, varios siguieron preguntando qué pasó con el notario Víctor Warner Sarria.
El hecho es que hace dos años el local cerró debido a una enfermedad del conocido ex notario, el cual tuvo que renunciar a su cargo para cuidarse y poder recuperarse de una neumonía.
Pero, detrás de esto, deja una huella y la vara muy alta en cuanto a servicio público con una carrera impecable como Juez de Letras de Arica, abogado criminalístico y durante 33 años notario público.
En su casa, recuperándose, el mismo Víctor Warner Sarria cuenta con mucha modestia que "no creo haber realizado nada extraordinario, sino que cumplí con mi deber y servicio público".
Sin embargo, su hoja de vida profesional es digna de destacar ya que durante toda su carrera fue calificado con las más altas notas. Es sabido que en forma bimensual, un ministro en visita realiza una exhaustiva inspección a las notarías del país y don Víctor siempre fue altamente calificado con notas azules, situación que consta en su currículo lo que demuestra su trayectoria impecable.
Diseño especial
No obstante, hay otros importantes detalles en su quehacer que colocan de relieve la preocupación que tuvo por el sujeto principal de su profesión como es el usuario o cliente que concurre a una notaría.
De partida, él mismo cuenta que luego de tener que trasladarse al local de Bolognesi desde su anterior oficina en el segundo piso de La Scala, edificio de calle 21 de Mayo con Bolognesi, decidió dar un diseño especial a la notaría con el apoyo de un arquitecto amigo.
Para esto la oficina tuvo una forma de casa patrimonial desde el frontis donde destacaban dos faroles a la usanza colonial, mientras que las mesas de atención al público eran de finas maderas traídas de afuera.
En las paredes se lucían hermosas fotografías de Arica de antaño con íconos de la historia regional como el Hotel Pacífico, la Rambla, la Plaza de Armas, Aduana.
Pero, por sobre todo a muchas personas les gustaba el hecho que la oficina del notario era visible a todos con total transparencia en el servicio y un personal a cargo muy eficiente.
Ciudad entrañable
No siendo ariqueño, don Víctor revela que "me gustó la ciudad, su clima y la gente, y esta región tiene mucha proyección" por lo que acá consolidó su vida familiar y profesional, ejerciendo primero como juez de letras, donde le correspondió enfrentar el tema del combate legal al poderoso narcotráfico de aquellos años e incluso tuvo que recibir protección policial ante las amenazas contra su vida.
El cambio
Luego, trabajó en su profesión como abogado, hasta que pasó a ser notario público, cuando en Arica eran sólo dos las oficinas dedicadas a esta importante labor.
Este trabajo lo inició en la esquina de calle Prat con Sotomayor, pero debido a un terremoto, la casa quedó en malas condiciones y se cambió a 21 de Mayo con Bolognesi donde sólo estuvo un tiempo hasta su sede definitiva en Bolognesi 345. No obstante, antes de llegar a Arica, nada fue fácil. Don Víctor nació en Santiago en 1927 y cuando estaba estudiando Arquitectura tuvo que abandonar sus estudios en segundo año para ayudar a sostener su hogar, entrando a trabajar al Banco Español, pero allí logró facilidades para estudiar Derecho en la UC, donde llegó a ser presidente del Centro de Alumnos.
Sus primeras destinaciones al egresar fueron variadas, trabajando como juez en San José de la Mariquina, Calbuco, Castro en Chiloé, Tomé, hasta que en 1982 llegó como juez del Segundo Juzgado de Letras de Arica.
La historia restante sólo supo de satisfacciones sirviendo al público, ante lo cual manifiesta que "sólo he cumplido con mi deber".
En lo personal, se vinculó al deporte siendo uno de los primeros directivos del ex Club de Deportes Arica, ya que siempre le ha gustado el fútbol, siendo hincha de esta tierra y de la Universidad Católica donde estudió.