Viaje al cerebro de Alberto Montt
Después de varios años sin publicar un libro recopilatorio de viñetas, el ilustrador lanzó este mes "Fuera de servicio", 120 situaciones con las que no pretende que la gente se ría, sino que mire desde otra perspectiva.
Alberto Montt abrió su cabeza y de adentro salió un dios que llevaba un triángulo por aureola. Desde otra tubería emergió un diablo bien peinado y con cachos blancos de pudú, que para reírse forzaba la misma mueca de placer que su enemigo. Sin estar enchufada, esa mente sigue funcionando, como un aparato que estrujará infinitamente la neurona divina y también la pecadora. Así fue como el ilustrador se dibujó a sí mismo y al ver su obra la llamó "Fuera de servicio". "Mi cerebro, si te fijas, es una máquina. Soy yo el que está fuera de servicio", comenta Montt sobre la portada del libro del sello Reservoir Books que lo devolvió este mes a los escaparates con su sexta recopilación de viñetas. Cuatro años estuvo el historietista chileno-ecuatoriano dedicado a otros proyectos editoriales y admite que le faltaba reencontrarse "con el ejercicio de elegir viñetas, porque muchas de esas ideas las tiras al viento y se acaban. Quería sentarme a escudriñar en el baúl a ver qué es lo que tenía para mostrar", agrega el creador del blog "Dosis diarias" y dice que el resultado es este libro que "en 15 minutos se puede leer".
-Creo que tardé dos viajes en micro.
-Es el maldito karma de los ilustradores autores: hacemos libros en los que nos demoramos mucho tiempo y se leen en dos patadas.
-¿Cuánto demoraste en este?
-Son 120 viñetas, dos años de trabajo, pero no sufro al respecto, es rico tener un libro que se lea rápido y pase de mano en mano.
-¿Por qué libro? Uno pensaría que prefieres internet.
-Porque soy viejo, soy muy fetichista, me gusta mucho el olor a tinta, entrar a una librería, escudriñar. Todavía compro mucho libro, de los viajes traigo muchos. Es un ejercicio de aferrarme al papel, a la vieja costumbre de abrir un libro.
-¿Qué estás leyendo ahora?
-El último de Antonio Ortuño, un escritor mexicano fantástico que acaba de ganar un premio con un libro de cuentos que es maravilloso, y acabo de terminar uno de David Benioff, guionistas de "Game of thrones". Es un libro que habla sobre la historia de su abuelo en la Segunda Guerra Mundial.
-¿Has intentado escribir uno?
-Más de dos o tres frases, no. Tengo alma de novelista de Twitter, frases cortas y eso sería.
Política y memes
Le han preguntado si hace humor político y Alberto Montt prefiere dejarle ese trabajo a Malaimagen. Le cuesta mucho la contingencia y no le gusta el humor que en tres años requerirá de un libro para encontrarle sentido.
También le pasa algo con el humor del pasado. Aunque dice que Pepo es "un dibujante del carajo", con Condorito Montt no se ríe. Solamente lo considera un gran documento de Chile en un momento determinado. Lo mismo le pasa con Mampato, que lo aburre notablemente.
-¿Qué te parecen los memes? ¿Se comparan a lo que haces tú?
-No, siento que el meme es una válvula de escape para el humor que tenemos todos dentro. Poner a tu servicio gráfica prestablecida a la que solo tienes que ponerle un texto, te permite democratizar el humor visual. Es diferente de lo que hago yo desde el punto de vista de que lo nuestro es un ejercicio periódico.
-¿Te tiene aburrido "El Negro de WhatsApp"?
-Me tiene impresionado, por sobre todas las cosas. Es un fenómeno que marca época. Obviamente me tiene aburrido como a todo el mundo, pero me pareció fantástico cuando la gente empezó a ver formas creativas de enchufarte "El Negro de WhatsApp". "El Negro de WhatsApp" en sí mismo no importa, lo que importa es lo que genera. Al principio generó que todo el mundo lo compartía, después generó que la gente buscó medios para hacértelo ver.
Veganos y furiosos
Aunque no lleva la cuenta, Montt dice que en su vida ha dibujado entre 3.000 y 4.000 viñetas. La primera que se acercaba a su humor actual la hizo a los 18 años. "Era sobre unos armadillos tomándose una foto con un charango y abajo decía: foto familiar de un armadillo", recuerda. Quiso vender el diseño, pero le dijeron que no se iba a vender nunca. Ha buscado esa viñeta entre sus cajones con ilustraciones antiguas y no la ha encontrado.
Los temas que cruzan la producción de Alberto Montt se distinguen en sus libros desde el absurdo, pero no desde el chiste. Él dice que ni siquiera pretende hacer reír, sino que la gente vea las cosas desde una perspectiva diferente.
También se reiteran la dualidad ganador-perdedor, la relación política-revolución, los complejos humanos y los de Dios. Sin embargo, asegura que su obra gráfica no es como la de Pepo, que esconde frases como "Muera el roto Quezada" o "Tome Pin y haga Pun".
"He tratado de encontrar algo identificativo y no tengo. En el 90% de las viñetas ves unas narices absolutamente deformes y falta de codos, pero en otras no. Me es difícil pensar en una receta única", explica Montt, que ya está preparando el segundo libro de conversaciones exitosas con su hija de tan solo seis años, "Laura y Dino".
Alberto Montt
Reservoir Books
148 páginas
$12.000
"Fuera de servicio"
Por Federico Grünewald
Derren Higgins