Memorice y hágale caso al particular nombre de este minimarket
Rosario explica cómo nació el nombre Sin Envidia, en el local comercial de calle Thomson. "Se convirtió ejemplo para que la gente nunca se olvide de los valores", dice.
De todo el variopinto de nombres raros que existen en los carteles de bienvenida a almacenes, restaurantes y cuanta tienda nazca en Arica, hay uno que hace rato, deja con cara de extrañeza a quienes transitan por calle Thomson, entre Prat y Pedro Montt, en el tramo que hace poco fue llamado en este mismo diario como "La Pequeña Bolivia".
Hablamos del "Sin Envidia", el ahora ya convertido en minimarket, ubicado en ese sector y cuya dueña, Rosario, partió muy de abajo y vio harta gente pasar por su alrededor en las ya cuatro décadas que lleva radicada entre Santiago y Arica tras llegar de Perú.
Fue en los años '70 que la mujer partió su aventura económica en la capital, aunque fueron dos décadas después que la mujer de ahora 60 años, se estabilizó trabajando en Sodimac.
"Fue en Santiago. Una vez me dijeron que me presentara a un trabajo a esa multinacional y quedé. Me enseñaron a trabajar con lo que se podía y con el paso del tiempo me fui capacitando. Estamos hablando de varios años atrás, cuando yo recién tenía a mi hija. Por lo mismo mis ganas de salir adelante eran hartas", rememora.
"Ya con el paso de los años, me vine a Arica, para estar más cerca de mi familia..."
- Al hueso: ¿Cómo nace el nombre de Sin Envidia?
- Es que cuando me vine a trabajar a Arica, lo hice como ambulante. Partí vendiendo confites en el Parque Vicuña Mackenna y luego bebidas en el hospital y le digo que el ambiente no era bueno. No sólo los inspectores me miraban feo, sino que los colegas o gente que trabajaba en los carritos. No entendía por qué les daba tanta rabia, si vez que ellos quedaban cortos de bebida o de algún confite, me pedían a mí y al día siguiente, me los devolvían. De ahí que nos propusimos que para levantar un negocio, uno siempre debe desearle suerte a los de al lado, a la competencia, sin envidia.
- La firme: ¿A quién se le ocurrió?
- Hace cinco años, cuando conseguí este terreno (que era una verdadera guarida de fumones) y los permisos, nos pusimos a conversar con mi pareja y mis hijos para ver qué nombre le podríamos poner. Salieron varios, como mi nombre, mi apellido, el nombre de la calle, pero mi esposo dijo que podríamos ponerle Sin Envidia, para que sirviera de ejemplo que -como le decía antes- si uno quiere surgir, no tiene por qué aplastar a los de al lado.
- No la veo con mucha cara que le haya gustado el nombre.
- En un principio no... Me daba una vergüenza terrible. Después la gente me decía que era original y que en parte, era para contar cómo partí y cómo llegué a superarme; la historia del local, tal como se la estoy contando a usted.