Ganadería altiplánica tendrá ciclos marcados de lluvias y sequías
Subdirector de Investigación y Desarrollo del Inia analizó los efectos del calentamiento global en la agricultura de la región.
Un clima más fluctuante, pero sin un cambio tan radical como el que se espera para otras zonas es el panorama que espera al sector agrícola de la región.
Así lo expuso el subdirector nacional de Investigación y Desarrollo del Inia, Iván Matus Tejos, en una nueva edición de los Desayunos Visión Regional, organizados por La Estrella de Arica, con el auspicio de Engie y la Universidad de Tarapacá.
"Yo diría que la zona norte siempre ha estado sometida a una situación extrema y variable, no así lo que pasa en las zonas de la Cuarta Región hacia el sur, donde siempre fue mucho más estable y ahora los datos de precipitación van así", dijo Matus, haciendo con la mano el ademán de caer en picado.
"Entonces el impacto que se ve aquí no es tan dramático como lo que se ha visto en otras regiones", añadió.
En cuanto a las temperaturas, manifestó que es esperable un alza de uno o dos grados en los próximos 20 años, "pero aquí siempre han tenido temperaturas medias de alrededor de 20 grados, entonces el impacto tampoco sería tan grande en términos productivos.
El cambio podría ser más notorio en el altiplano, donde adelantó que las variaciones podrían ser más notorias, con ciclos más pronunciados de años muy lluviosos, seguidos por periodos de sequía. Por ello, expresó que habrá allí un efecto importante en el sector pecuario, por periodos de escasez de forraje, que dificultaría la alimentación de las llamas y alpacas. Una opción, expresó, es el cultivo de forraje con sistemas hidropónicos, para los años de bajas precipitaciones.
En el caso de los valles, más que el efecto del cambio climático, Matus señaló como motivo de preocupación la tendencia al monocultivo de tomate que se observa.
Según dijo, eso es producto de lo rentable que resulta ese producto, pero trae problemas, como riesgo de proliferación de plagas y enfermedades para las plantas.
A su juicio, sería conveniente avanzar hacia un sistema de rotación de los cultivos, idealmente con leguminosas, que ayudan a recuperar naturalmente la fertilidad del suelo. Además, esa práctica evitaría la sobreproducción de tomates, que lleva a la baja de los precios.
El mayor desafío para esto, comentó, sería poner de acuerdo a los agricultores.