Le falta solo poner el tiempo en una botella
Artesano amplió el tradicional arte de armar barcos dentro de envases de vidrio, para incluir vehículos y maquetas civiles y militares.
Roberto Cisternas Cortés tiene 73 años, hace más de 15 años que llegó desde Valparaíso a la ciudad y decidió hacer su vida en la puerta norte del país.
Se desempeñó como garzón en distintos lugares de Arica y su hobby ha sido desde pequeño confeccionar miniaturas dentro de botellas de vidrio. "Comencé desde joven a hacer esto, como desde los 15 años. Yo nací en Talcahuano, pero me crié en Valparaíso. Ahí aprendí este oficio. Yo miraba como un alemán allá en el puerto hacía este arte y siempre quise aprender", comentó Cisterna.
Con sello de familia
Según comentó, su pasión por los barcos es de familia y esto porque desde pequeño estuvo ligado al mundo del mar, pues su familia por completo ha formado parte de la marina.
"A mí me gusta el mundo naviero: los buques, tanques, aviones y es lo que replico a escala en estas botellas. Mi papá, mi abuelo, tíos, todos en mi familia han pertenecido a la marina, de ahí que viene mi amor por la naviera", explicó el artesano. Claro que no se quedó en eso, con muy buen pulso y paciencia oriental ha embotellado diversos tipos de vehículos, como un camión blindado de transporte de valores y camiones mineros.
Reconoce que a lo largo de los años su oficio se ha ido perfeccionando y entre más han pasado los años, es menos el tiempo que se demora en confeccionar una obra.
"Ya con la práctica uno se demora menos, eso sí, debe tener dedicación. Según lo que me van encargando voy confeccionando. Las piezas se hacen por separado y se van ingresando a la botella, adentro se arma el diseño pieza por pieza, con las pinzas" comentó.
Cisterna contó que del grupo familiar, la mayoría de sus hijos y nietos han aprendido el oficio, incluso uno de ellos utilizó el conocimiento para sobrevivir en el extranjero.
"Dos de mis nietos manejan mejor la técnica, uno de ellos estudia en la universidad, ingeniería, y el otro utilizó la técnica para sobrevivir en uno de sus viajes en Brasil.
Durante el tiempo que vivió en Brasil hizo barcos en botellas para sobrevivir, el arte allá es bien pagado", explicó.
Hasta por encargo
Actualmente, Roberto disfruta su tiempo libre y el arte que desarrolla en su taller ubicado en el patio de su casa -un pequeño cuarto que transporta a los años '80- donde pasa gran parte de sus tardes confeccionando nuevos modelos, los que posteriormente vende en el centro de la ciudad.
"Por lo general los vendo en el sector de 21 de Mayo, por donde están los cafés o simplemente pongo un paño en el piso y exhibo mi arte, hay gente incluso que colecciona diseños y me pide por encargos" concluyó.