Innovadora alimentación sobre ruedas: El emprendimiento que está de moda
Se han ido masificando poco a poco, ofreciendo preparaciones tan sabrosas como variadas. Los camiones o carros habilitados para la venta de comida, se han convertido en opción para la independencia laboral.
Están en todas partes. En la playa, en el centro y en las poblaciones. En el último tiempo, los food truck, o camiones habilitados para la venta de comida, se han tomado los rincones de la ciudad.
Sándwiches, fajitas, donas, ceviches, jugos... Los productos que ofrecen estos vehículos existen para todos los gustos y todos los bolsillos. Pero más allá de la oferta, llama la atención cómo los food truck se han convertido en una alternativa de emprendimiento, especialmente para adultos jóvenes.
Francisco Bravo (31) fue uno de los pioneros en implementar un carro para la venta de comida. Fue precisamente en el año 2014 que decidió crear Mr. Chiss, negocio que a la fecha, se ha expandido hasta ser casi un restaurante en Playa Chinchorro.
De profesión chef, comenta que Mr. Chiss nació después que lo despidieron de un trabajo. Tomó el finiquito y lo invirtió en un food truck.
"Mi sueño era no trabajar apatronado, porque quería hacer familia y pasar más tiempo con mis hijos", recuerda. Y agrega que el local se inició de forma muy sencilla, con apenas una mesa para sus clientes.
"El formato de food truck se asocia a la comercialización de comida chatarra, callejera y centrada en la oferta de sándwiches. Nosotros apostamos por un formato más gourmet, con productos de la zona".
Bravo recalca que fue uno de los primeros food truck en instalarse en Arica. "La gente empezó a conocer este tipo de negocio y se les abrió la mente. Ahora los carritos son cada vez más comunes y variados", dijo.
Acerca del sello que decidió ponerle a su local, el emprendedor cuenta que todo fue construído y diseñado por él. Del mismo modo, las recetas del local son de su autoría, siendo los platos estrellas el ceviche y los chicharrones de pescado que incorporan ingredientes como el choclo lluteño o la papa chuño.
"Después de 10 años de trabajo apatronado pensé en que si me independizaba, iba a trabajar menos pero no fue así (ríe). Acá hago de todo, pero al menos estoy con mis hijos en el local", puntualizó.
Según la jefa del Departamento de Rentas de la municipalidad, Mery Criales, 29 food truck cuentan actualmente con permiso municipal para funcionar. Sin embargo, se pueden ver muchos más que no cuentan con la norma exigida, pero que no pueden ser fiscalizados por la municipalidad ya que ésta no cuenta con las atribuciones necesarias, por lo que sería óptima la inspección mancomunada con otros servicios.
"Emitimos el permiso de acuerdo al giro, en este caso, venta de sándwiches o bebidas. Es necesario aclarar que hay carros que se desplazan mientras que hay otros que están fijos. Del mismo modo, hay diferencias entre los metros que ocupan de suelo, de acuerdo al tamaño del carro. Se puede decir que hay muchas observaciones respecto a este tema", dijo.
La micro vintage
Una pequeña micro pintada en tonos pastel transporta a los años '60. La decoración es vintage, es decir, con elementos de épocas pasadas que le dan ese toque antiguo a Tataturo, local de comida también ubicado en Playa Chinchorro.
Oriunda de Santiago, Edith Parra (40), llegó a esta zona hace un par de años. Recuerda que buscó trabajo y durante mucho tiempo no encontró nada. "Es difícil para una mujer de 40 conseguir pega, no tenía nada concreto, solo trabajos esporádicos".
Fue así como juntó el dinero y se compró la micro. Ella misma la "enchuló" a su gusto y se encargó de buscarle un simpático ají con bigotes y gorro de chef para que fuera el logo. Desde enero está todos los días en el balneario.
"La misma gente de acá me decía que esto no iba a resultar y que me iría pésimo. Que en invierno no vendría nadie a comprarme y que el negocio estaba destinado al fracaso".
Aún así, decidió perseverar en la idea y sacó adelante el local, ya que necesitaba el trabajo para mantener a la familia.
"Antes de esto me dedicaba a la casa. Me llamaba la atención cómo es que en Arica no existen alternativas turísticas. Con la micro siento que apoyo al turismo, de hecho, gracias a los turistas yo vivo, porque les llama mucho la atención esto".
Sobre si le teme a la competencia, Parra comenta que no, sino que al contrario. "Me parece súper bien que el tema de los food truck se vaya masificando. La idea es que sigan apareciendo más, porque en todo Chile este formato está dando que hablar, además, son un enganche turístico. No tengo miedo a la competencia, porque el cliente busca de acuerdo al bolsillo y en ese sentido, hay carros para todos los gustos", sentenció.
Correr riesgos
Luis Felipe Román, consejero regional de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), comentó que hoy en día, un gran número de jóvenes se arriesga y apuesta por opciones de emprendimiento más innovadoras.
"Lo principal es no temer al fracaso. Salir de la zona de confort pero asumiendo que habrán días buenos y malos y que las cosas no siempre saldrán bien a la primera".
En este sentido, Román confirmó que la mayoría de los emprendedores buscan una nueva alternativa de trabajo para poder ser independientes laboralmente.
"Los food truck, como cualquier otro negocio, requieren de perseverancia y esfuerzo. Al principio hay que involucrarse totalmente en el proyecto para poder sacarlo adelante".
Ahora bien, hay quienes optan a algún emprendimiento con el fin de complementar los ingresos que se perciben gracias a un trabajo estable. Es el caso de Hernán Azúa (31), quien junto a un socio, creó Fajitas, food truck que dejó de lado su estructura típica metálica para revestirse de madera terciada.
Azúa tiene un trabajo estable. Es administrador de un salón de té durante las tardes desde hace cinco años y su socio se dedica a la agricultura. Sin embargo, la idea de crear un proyecto conjunto que complementara sus remuneraciones, los llevó a embarcarse en esta aventura.
"Fajitas nació hace dos años atrás. De a poco le inyectamos dinero y empezamos a remodelar el carro, dedicándole apenas un par de horas al día, hasta que quedó listo para el Carnaval Con La Fuerza del Sol, que fue cuando tuvimos nuestro debut", cuenta.
Desde hace dos meses se encuentran de punto fijo en Azolas al llegar a Diego Portales, donde comercializan sándwiches, tortas y por supuesto, fajitas.
"Al ser un food truck de madera, llama la atención y eso queríamos, apostar por algo distinto. Sabemos que con esto no nos haremos millonarios, pero hacemos lo que nos gusta y es nuestro proyecto como amigos", explicó.
De españa a chacabuco
Al lado de un gimnasio, por calle Chacabuco, un toro negro sobrepuesto en el techo del food truck de Aldebarán García, da la bienvenida al local del mismo nombre.
García es español y hace dos años llegó desde Barcelona a trabajar en el entubamiento del canal del Valle de Azapa. De profesión ingeniero civil, en la Eterna Primavera se enamoró y tiró raíces.
Acá se casó. Su señora quería estudiar una carrera universitaria y así fue como surgió el food truck.
"Ella siempre tenía trabajos esporádicos, por lo que no estaba muy contenta, además quería estudiar, así que le propuse que se instalara con un local para que pudiera obtener los medios para ingresar a la universidad".
El español comenta que le llamó la atención que el chileno invierte bastante dinero en comida, razón por la cual vieron en el food truck una oportunidad.
"En Chile se come mucho, la gente paga por comida. Imagínate que estamos al lado de un gimnasio y que a ratos esto choca y la gente piensa que nos puede ir mal, pero como tenemos comida light, nos ha ido bastante bien", detalla.
La especialidad de su local son las hamburguesas, tortillas y el gazpacho. Ahora bien ¿Por qué El Toro? "Yo soy carnívoro y este animal representa la carne. Además se asocia con España y por último, la carnicería ariqueña en la que nos abastecemos también tiene un toro de logo. No hubo que pensar mucho en el nombre", explica.
García, al igual que los de Fajitas, no depende de las ganacias del food truck para vivir, sino que son un complemento a su salario mensual.
"Como yo tengo el respaldo de mi trabajo, este es un extra. Empezamos trabajando nosotros y ahora podemos pagar a alguien para que lo atienda y mi señora se puede dedicar a estudiar como lo soñó".
Fiscalización
Respecto a la fiscalización a la que se someten los food truck desde el ámbito sanitario, la seremi de Salud, Giovanna Calle informó que existe un vacío legal ya que el Reglamento Sanitario de Alimentos permite la fabricación, manipulación y venta de determinadas preparaciones.
Es así como aquellos carros que venden fruta confitada, cabritas, algodón de azúcar, sándwiches, empanadas de queso o masas fritas, entre otros, no tienen problemas con desplazarse por diferentes calles para poder operar.
"Por el contrario, los food truck no cuentan con autorización, según el Reglamento Sanitario, para poder preparar platos más elaborados, por lo que se rigen bajo la normativa del Artículo 74 del Reglamento Sanitario de Alimentos"
Por no reconocerse como tal, la Autoridad Sanitaria no tiene registro de la cantidad de food truck existentes en la región.
"A propósito de las emergentes demandas de este sector, a nivel nacional, el Ministerio de Salud mantiene una mesa de trabajo con la Asociación Chilena de Food Truck (Achift), Asociación de Emprendedores de Gastronomía Móvil e Itinerante (Asegmi) y la Unidad de Defensa del Emprendedor de Asech (Defem), con el fin de modificar la normativa vigente, incorporando un nuevo artículo, el 74 c, que permitiría la operación de los food trucks bajo la nueva denominación de "vehículos gastronómicos".
Con este paso, se busca especificar qué requiere un vehículo de este tipo para operar y vender un producto determinado".
Por su parte, Francisco Bravo de Mr. Chiss confirmó que varios de los food truck de Arica se están juntando de manera mensual con el fin de discutir sus inquietudes.
Del mismo modo, el grupo busca crear lazos con otras agrupaciones de comida.
"Somos varios los que nos reunimos una vez al mes. Queremos sumar más gente e incluso, recibir a una caravana de food truck de Antofagasta", explica.
La"tía" de las salsas
Romina Naranjo (37) es la dueña de La Ruka. Partió con su food truck desplazándose de un lado a otro hasta que, finalmente pudo instalarse a un costado de la Universidad Santo Tomás.
"Partí con este proyecto porque quería independizarme. Siempre tuve trabajos ligados a la cocina, así que surgió la idea y lo hice".
Así es como actualmente comercializa sándwiches que además se caracterizan por la variedad de salsas que se le pueden agregar.
"Acá los chiquillos de la universidad ya me conocen, incluso me dicen tía. Yo creo que hasta me tienen cariño, porque ya son tres años que llevamos acá", explica orgullosa.
"El formato de food truck se asocia a la comercialización de comida chatarra, callejera y centrada en la oferta de sándwiches".
Francisco Bravo, dueño de Mr. Chiss."