"Huye": el horror de la supremacía blanca
Esta semana se estrenó en salas locales "Huye", alucinante comedia de terror que alcanzó la cima de la taquilla estadounidense a fuerza de sarcasmo, ingenio y una ácida crítica a la Norteamérica post-Obama.
Eddie Murphy lanzó la primera piedra. En una rutina de stand-up imaginó, con humor sarcástico, que visitaba a la familia de una novia "caucásica".
El joven comediante Jordan Peele estaba en el público y quedó marcado por un relato que abordaba el racismo que se esconde tras la corrección política estadounidense. Fue el punto de partida de "Huye", comedia de terror y crítica social que permaneció semanas en la cumbre de la taquilla de Estados Unidos tras su estreno en febrero pasado. Costó cinco millones de dólares y, en su primer fin de semana, recaudó más de 33 millones.
Peele sigue a un joven afroamericano (Daniel Kaluuya) que acompaña a su novia blanca (Allison Williams) a visitar a la familia de ella. Los padres son profesionales (un cirujano y una psiquiatra, interpretados por Bradley Whitford y Catherine Keener, respectivamente) y reciben al nuevo yerno con amabilidad.
Pero poco a poco irán surgiendo las primeras señales de un horror develado: la violencia contenida del hermano adolescente, una atmósfera enrarecida que se irá apoderando del relato, la actitud desorientada de la servidumbre (todos afroamericanos). Con buen pulso, Peele transforma lo que podría ser un drama racial para el Oscar en una suerte de película de terror de casa encantada.
Pero no para ahí. Sin abandonar un humor que nunca está metido a la fuerza, va extremando la propuesta para acoger la ciencia ficción, el thriller psicológico, la psicodelia, la abstracción. "Huye" se convierte así en una obra ingeniosa, un ejercicio de libertad creativa para retratar los sinsabores de la Norteamérica post-Obama.
Referentes hay muchos. Partiendo por el drama social "Adivina quién viene a cenar" (Stanley Kramer, 1967), en la que una joven blanca le presenta su novio negro (Sidney Poitier) a sus padres (Katharine Hepburn y Specer Tracy). O "Bajo la piel" (Jonathan Glazer, 2013), donde una cotidianidad aparente se deforma para acoger una excentricidad sci-fi que parece inexplorada.
Pero Peel tiene también la actitud de dos grandes cineastas que usaron el cine de género para abordar los males de esta sociedad. Por un lado, George A. Romero y su utilización de los zombis como reflejo del consumismo y la intolerancia contemporánea (toda la saga de "La noche de los muertos vivientes"). Y, por otro, el gran Samuel Fuller que en "Perro blanco" (1981) materializó el horror racista en un can salvaje que solo ataca a gente negra, tomando como inspiración la novela homónima de Romain Gary.
Peele carga principalmente con el desparpajo de una generación formada al calor de una batidora posmoderna en la que se mezclan géneros y estilos sin tapujo. Así renueva un cine de terror que en el último tiempo nos tenía acostumbrados a la falta de imaginación y el formulismo oportunista. "Huye" trae aires de renovación.