En Chile, el término "Volador de luces", representa a aquellos y aquellas que parecen ser prodigios y prodigias por su luminosidad, pero son puro ruido y efímeros al igual que la conjunción relámpago-trueno. El volador de luces es como un cohete, ese empujado en su parte inferior por llamas y gases, producto de propelentes la mayoría de las veces anónimos y demoran poco en situarse en altura para deslumbrar con sus insubstanciales mensajes, caen a diferente velocidad, dando volteretas en la oscuridad, tiznados de negro, volviendo al marasmo original al que pertenecen. Las encuestas grafican a los voladores de luces, que con el tiempo disminuyen la aprobación de los entes normales y corrientes, y aquellas terminan con su funeral, lapidándolos. Misteriosamente, algunos voladores se levantan de la sepultura, pero no logran redespegar. Observando el espectro político actual, proliferan las gamas de voladores y se puede identificar fácilmente a la especie "Volador politicus chilensis".
Marcos Concha Valencia